Putin promete que el Ejército ucraniano será expulsado de los territorios anexionados

También se esperaba que, una vez expirase el plazo de tal ultimátum, la actual «operación especial militar» lanzada contra Ucrania el pasado 24 de febrero modificase su estatus, bien para convertirse en una ofensiva de carácter «defensivo» contra un Ejército invasor o en una «operación antiterrorista», según el modelo empleado en las dos guerras en Chechenia y que solicitaron en septiembre los cabecillas de las zonas anexionadas.

Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, negó este miércoles que existan semejantes planes. «No son ciertas las informaciones al respecto», aseguró en su habitual comparecencia ante los periodistas acreditados ante la Presidencia rusa. Precisó que el jefe del Estado «tiene la prerrogativa de modificar el formato de la operación en Ucrania, pero no ha tomado tal decisión».

Lo que sí prometió Peskov es que el Ejército ucraniano será expulsado de las zonas reconquistadas en Jersón, Donetsk, Zaporiyia y Lugansk. Estas provincias, añadió, «serán rusas para siempre (...) serán recuperadas y seguiremos consultando a la población sobre si desean pertenecer a Rusia». Putin promulgó hoy las cuatro nuevas normas de rango constitucional que modifican el texto de la Carta Magna rusa en su artículo 65 del Apartado 3 (Estructura Federal) añadiendo los nombres de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporozhie (Zaporiyia) y culminando así el proceso de anexión.

Pese a los reveses que las tropas rusas están sufriendo en Ucrania, con serias bajas e incluso teniendo que replegarse, Putin afirmó durante la imposición de premios a profesores que en esas zonas aún en poder de las fuerzas ucranianas «la situación se estabilizará y podremos con calma acometer su desarrollo». Sostuvo que, a pesar del alto número de civiles muertos en el país vecino y de desplazados por la guerra, «tenemos un gran respeto hacia el pueblo ucraniano, a su cultura, idioma y literatura».

El jefe del Kremlin promulgó también una orden declarando propiedad de Rusia la central nuclear de Zaporiyia. «El Gobierno deberá velar para que las instalaciones de la central nuclear sean aceptadas como propiedad federal», se indica en el decreto presidencial justo en la víspera de la llegada a Moscú del director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi. La planta atómica ucraniana lleva ocupada por fuerzas rusas desde principios de marzo. Su director, Ígor Murashov, fue detenido el viernes, después puesto en libertad y destituido finalmente con el objetivo de colocar en su puesto a un especialista de la confianza de Moscú.

Otra decisión adoptada este miércoles por Putin ha sido el ascenso del polémico presidente de Chechenia, Ramzán Kadírov, al rango de coronel general, el tercer puesto más alto en el escalafón militar de las Fuerzas Armadas rusas. Ha sido el regalo de Putin, ya que Kadírov, feroz crítico de las actual cúpula militar del país por sus fiascos en Ucrania y partidario del empleo de armas nucleares, cumplió hoy 46 años.

Este nombramiento se produce en medio de rumores sobre posibles destituciones entre el generalato, e incluso del cese del ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, cargo al que aspira el líder checheno, quien hoy se jactaba en su canal de Telegram de contar con la confianza del máximo dirigente ruso. Fue nombrado general de división en 2009, a la edad de 33 años. En 2020 pasó a la Guardia Nacional, mantuvo el rango de general de división, y, un mes después del comienzo de la guerra en Ucrania, se convirtió en teniente general.

El rango de coronel general es el tercer rango de mando más alto en la jerarquía militar rusa, después del de general de ejército y mariscal. Los organismos internacionales y la oposición rusa acusan a Kadírov de cometer atrocidades en su república y hasta de estar detrás de numerosos asesinatos, entre ellos el de Borís Nemtsov. El líder checheno ha enviado sus unidades a luchar a Ucrania y asegura que irán también al frente tres hijos suyos menores de edad.