El OIEA considera «insostenible» la situación en la central ucraniana de Zaporiyia

El documento señala la «urgencia» de «tomar medidas provisorias» para evitar una catástrofe, como «el establecimiento de una zona de seguridad nuclear y de protección». Rusia y Ucrania se acusan mutuamente desde hace semanas de llevar a cabo ataques contra las instalaciones de la planta, la más grande de Europa. este martes mismo, sin ir más lejos, el Ministerio de Defensa del Kremlin acusó a Kiev de haber «disparado 15 veces con artillería» contra el entorno de la central. Y la localidad de Energodar, donde se encuentra la planta nuclear, se ha quedado sin suministro de agua y electricidad tras una explosión en la zona, según informó este martes el alcalde, Dimitri Orlov.

«El equipo fue testigo de que varios equipos eléctricos en la zona del patio de maniobras estaban dañados debido a los recientes bombardeos y que las reparaciones de algunos de estos equipos requerirían mucho tiempo», constata el documento entregado en Viena. «Si bien los bombardeos en curso aún no ha desencadenado una emergencia nuclear, continúan representando una amenaza constante para la seguridad nuclear con un impacto potencial en funciones críticas que pueden tener consecuencias radiológicas de gran importancia», prosigue.

Por todo ello, el OIEA reclama a ambas partes una desescalada de la tensión ante el monumental desastre que podría producirse con un fallo de cálculo. «Los bombardeos en el lugar y en los alrededores deben cesar inmediatamente para evitar más daños en las instalaciones», insiste el organismo, que se muestra «dispuesto a iniciar consultas».

El texto enumera áreas de la planta que han sido dañadas, como un edificio que alberga combustible nuclear, una instalación para almacenar desechos radiactivos y un edificio que albergaba un sistema de alarma. Por otro lado, afirma que los generadores de emergencia y los dispositivos de seguridad permanecen intactos y los niveles de radiación son normales.

El informe del OIEA, no obstante, menciona muchos más aspectos. Por ejemplo, exige a Moscú la retirada de material militar de las instalaciones. Con respecto al entorno laboral, el organismo señala que, durante su visita, el personal habitual para tres turnos era de 1.230 personas mientras que, actualmente, hay solo 907 empleados. «El personal ucraniano que opera la planta bajo ocupación militar rusa está bajo constante estrés y presión, especialmente con el personal limitado disponible. Esto no es sostenible y podría conducir a un aumento de posibilidades de que ocurra un error humano con implicaciones para la seguridad nuclear», señala.

El OIEA también critica la presencia de personal de Rosatom, la agencia nuclear rusa, ya que interfiere en las «líneas normales de mando y crea posibles fricciones en lo que respecta a la toma de decisiones».

El informe es producto de la visita que los expertos llevaron a cabo el pasado jueves, tras la cual Grossi declaró que la «integridad física» de la infraestructura de la planta había sido «violada en varias ocasiones». La mayor parte del equipo abandonó la planta el viernes. De los seis expertos que se quedaron, cuatro se marcharon el lunes y dos se quedarán de manera permanente.

Previamente a la publicación del documento, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, expresó su esperanza de que el documento fuese «objetivo». «Mientras controlamos la central, no ha habido amenaza de un desastre de radiación. Cuando llegó Rusia, el peor escenario imaginable se hizo posible», enfatizó.

El texto se entregó apenas un día después de que se desconectase de la red eléctrica ucraniana el último de los seis reactores nucleares de Zaporiyia, por un incendio provocado por los bombardeos. La planta funciona únicamente a través de su línea de reserva.