Dimite una ministra verde alemana por irse de vacaciones en plenas inundaciones

Spiegel era entonces titular de Medioambiente regional y, según explicó el domingo por la noche, no renunció a esas vacaciones familiares largamente planeadas puesto que su esposo, que había sufrido un infarto recientemente, «no podía más». La ministra, de 41 años, recordó asimismo su condición de madre de cuatro hijos. Lo hizo en una comparencia precipitada, en que luchaba por encontrar las palabras precisas y con la voz entrecortada.

La disculpa pública no le bastó. La oposición conservadora seguía exigiendo su dimisión y entre los Verdes empezaba a notarse la impaciencia por zanjar el tema. A la explicación del domingo, a las 21 horas, siguió un comunicado el lunes en que anunciaba su decisión de dimitir «por la presión política» y para «evitar daños al cargo».

Spiegel estaba ya cuestionada por no haber estado a la altura de lo que requería su cargo en la gestión por las devastadoras inundaciones sufridas por Renania Palatinado y el vecino «Land» de Renania del Norte-Westfalia. La catástrofe dejó unos 180 muertos y un paisaje de barrios destruidos por las aguas, especialmente en el valle del Ahr, en su región. Diez días después, con las labores de desescombro aún en marcha, se fue de vacaciones.

Su retirada sigue a la dimisión, la semana pasada, de su colega del «Land» vecino, la conservadora Ursula Heinen Esser, quien dejó su puesto como ministra regional de Medioambiente por haberse ido a Mallorca a celebrar un cumpleaños, también mientras su región vivía esa situación de catástrofe.

La presión sobre Spiegel era este lunes mayúscula. Los Verdes viven un momento de gran valoración entre los ciudadanos por la buena gestión de los dos ministros «estrella» del gobierno de Scholz, la de Exteriores, Annalena Baerbock, y el de Economía y el Clima, Robert Habeck.

Baerbock, en el cargo desde el pasado diciembre, ha tenido una auténtica reválida al frente de Exteriores, en medio de la guerra en Ucrania. Es una ministra omnipresente, a escala nacional e internacional, que suele tomar la iniciativa, mientras que al canciller se le ve aun aletargado.

Habeck, con rango de vicecanciller, tiene el complejo cometido de buscar remedios a la dependencia energética alemana respecto a Rusia, una hipoteca heredada de décadas de concesiones a Vladímit Putin, primero por parte del socialdemócrata Gerhard Schröder y luego de la conservadora Angela Merkel.

Al ahora superministro verde le corresponde negociar con nuevos socios poco deseables para un ecologista, incluido Catar, y al mismo tiempo luchar porque se respeten los plazos para el adiós definitivo este 2022 a la energía atómica, la señal de identidad de su partido.

A los Verdes les correspondía zanjar el asunto, ya que cada partido designa a los ministros de la coalición alemana, en este caso entre socialdemócratas, ecologistas y liberales.

«El canciller Olaf Scholz acepta la decisión de la ministra de la Familia con gran respeto. Ha trabajado con Anne Spiegel estrechamente y con gran confianza. La declaración del lunes de su ministra le conmovió personalmente. Le desea suerte en estos tiempos difíciles», apuntó en un escueto comunicado un portavoz de la Cancillería.

«Anne Spiegel ha admitido errores con una transparencia inhabitual en política que merece todo el respeto. Sin embargo, su dimisión es la decisión correcta», afirmó por su parte el líder de Los Verdes, Omir Nouripur.