Los laboristas piden la marcha inmediata de Johnson

La Policía de Durham, en el noreste de Inglaterra, anunció horas antes que daba el carpetazo definitivo a una investigación de presuntas infracciones de las restricciones sociales de la pandemia por parte de un grupo numeroso de políticos y funcionarios laboristas. El caso se remonta a abril de 2021, cuando Starmer y la vicelíder del partido, Angela Rayner, se reunieron en la sede de Durham con agentes y voluntarios laboristas. Le fotografiaron, desde la calle, con una cerveza en la mano, pero inicialmente el asunto no despertó gran interés policial. Las pesquisas se reabrieron esta primavera al calor del escándalo de las fiestas ilegales en Downing Street, que contribuyeron al ocaso político de Johnson.

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Starmer y Rayner prometieron dimitir de sus respectivos cargos si eran multados por el 'beergate' (del significado de cerveza). Ambos siempre han negado que hubieran quebrado la ley y la Policía corroboró este viernes esa línea de defensa al concluir que se trató de una reunión de trabajo. Entre las excepciones admitidas en las restricciones del momento se listan los encuentros «razonablemente necesarios por asuntos de trabajo». «Fue una cuestión de principios. Los que hacen las leyes no pueden infringirlas», ha señalado Starmer, satisfecho de borrar por fin la sombra de la sospecha y el riesgo de su autoeliminación de la política.

La exoneración policial ha dado fuelle a su liderazgo. Le describen como aburrido en los sondeos de opinión, que también muestran una constante ventaja de los laboristas sobre los conservadores en los últimos meses. Starmer ha insistido de nuevo en la marcha inmediata de Johnson y se ha mostrado seguro de poder lidiar con el eventual ganador en las primarias 'tories' de entre la «lista de aspirantes al liderazgo que sostuvieron al primer ministro durante meses y meses». «Le derribaron por un asunto de confianza e integridad y esa conducta deplorable no va a cambiar en dos meses», ha observado antes de urgir a Johnson a dejar de «aferrarse desesperadamente» al poder y «marchar ya» de Downing Street.

Una moción de censura lanzada por la oposición difícilmente obtendría el objetivo marcado por los laboristas. Es más probable que los diputados conservadores hagan piña con Johnson a que se unan a sus contrincantes políticos en el último pulso contra el mandatario saliente. Pero la amenaza del equipo de Starmer añade otro punto de presión a las fuerzas internas que piden la marcha lo antes posible del humillado primer ministro.