DARÍO MENOR
Roma
Domingo, 18 de septiembre 2022, 00:50
51 millones y medio de italianos están llamados a las urnas el próximo domingo para participar en unos comicios legislativos que llegan tras una campaña electoral desarrollada en pleno verano. Es una anomalía en el país que se explica por el precipitado fin, el pasado ... mes de julio, del Gobierno liderado por Mario Draghi al saltar por los aires la heterogénea coalición que lo sostenía. A continuación les ofrecemos las ocho claves de estas elecciones, que pueden dejar a la derechista Giorgia Meloni como primera mujer que encabeza un Ejecutivo en Italia.
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Todos los sondeos vaticinan una clara victoria del bloque conservador, liderado por Fratelli d'Italia (FdI, Hermanos de Italia), el partido de extrema derecha liderado por Giorgia Meloni, que obtendría alrededor del 25% de los votos. Es un paso de gigante respecto al 4% que obtuvo en las últimas elecciones generales, celebradas en 2018. Las otras fuerzas políticas de esta coalición son la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, comandada por Silvio Berlusconi. Lograrían respectivamente un 12% y un 8% de las papeletas, según las encuestas. Junto a otros pequeños partidos los conservadores podrían hacerse con cerca la mitad de los votos y, gracias a los efectos de la ley electoral, controlar dos tercios del Parlamento. De confirmarse este resultado el próximo Gobierno sería de derechas y bajo el mando de FdI, una fuerza política aliada de Vox.
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Aunque se da por descontada la victoria de FdI, no está tan claro que la jefa de Gobierno vaya a ser Meloni. Que una mujer pueda llevar por primera vez las riendas del poder en Italia depende primero de los equilibrios a los que lleguen los partidos de la coalición de derechas. También tendrá voz en capítulo el presidente de la República, Sergio Mattarella, al que la Constitución otorga la responsabilidad de nombrar al primer ministro y al resto de miembros de su Gabinete. Mattarella querrá garantías de que el próximo Ejecutivo no amenaza la colocación internacional de Italia como miembro de la Unión Europea y de la OTAN, entre otros aspectos. El jefe del Estado ya dio muestras en el pasado de su poder de veto al descartar a un posible ministro de Economía por estar en contra del euro. Muy crítica con Bruselas, Meloni es aliada de los líderes euroescépticos de Hungría y Polonia.
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FdI encarnó la única oposición al anterior Gobierno, liderado por Mario Draghi. Durante el último año y medio Meloni consiguió de esta manera acaparar espacio mediático y ganarse las simpatías de todos los descontentos con la acción del Ejecutivo. Su fuerza política representa hoy el voto de protesta y ha conseguido una amplia transferencia de electores que antes elegían a la Liga o al Movimiento 5 Estrellas; se unen a su núcleo histórico de simpatizantes de extrema derecha. La candidata de FdI se ha forjado una imagen de mujer dura y directa, capaz de realizar las reformas que precisa el país para devolverle a los italianos el orgullo de pertenecer a una nación que lleva décadas en declive.
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m. pérez / d. martínez
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La anterior legislatura debería haber terminado de manera natural en el primer trimestre de 2023, pero su final se vio acelerado cuando, el pasado julio, la Liga, Forza Italia y el populista Movimiento 5 Estrellas abandonaron la coalición que sostenía al Gobierno de Mario Draghi, en el poder desde febrero de 2021. Este Ejecutivo estaba apoyado por una amplísima alianza de fuerzas políticas que entendieron que el país vivía una situación de emergencia debido a la pandemia. Consideraron que Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, era la figura más adecuada para sacar a Italia de la crisis sanitaria y para invertir bien los millonarios fondos del Plan de Recuperación Europeo.
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Su líder, Meloni, afirma que en su fuerza política «no hay nostalgias fascistas, racistas ni antisemitas» y condena las «infames» leyes contra los judíos del período en el poder de Benito Mussolini. Aunque trata de presentar a FdI como una formación conservadora moderna y democrática, en cuestiones como la inmigración tiene una postura que roza la xenofobia. El origen de su partido, además, está en el MSI, un movimiento fundado por los nostálgicos del 'Duce' tras la Segunda Guerra Mundial, y el polémico símbolo de esta formación, la llamada 'llama tricolor', sigue presente en el escudo de FdI. No es de extrañar que resulten frecuentes los episodios en los que dirigentes locales de esta fuerza política son descubiertos realizando el saludo fascista.
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Salvo sorpresa de última hora, el Partido Democrático (PD), la principal fuerza de centroizquierda del país, quedará relegada a la oposición. Los sondeos vaticinan que logrará alrededor del 22% de los votos, un discreto resultado que se explica en parte por las pocas pasiones que despierta su líder, Enrico Letta. No tuvo éxito al tratar de forjar alianzas con otros partidos ni tampoco parece que esté funcionando su estrategia de polarizar la campaña presentándose como la antítesis de Meloni. La previsible derrota del PD puede propiciar un ajuste de cuentas interno del que emerja un nuevo liderazgo de la izquierda italiana.
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Aunque en un primer momento valoró presentarse a los comicios en alianza con el PD, finalmente el Movimiento 5 Estrellas (M5E) concurre en solitario. Liderada por el exprimer ministro Giuseppe Conte, esta fuerza política populista fue la protagonista de la anterior legislatura: era la más numerosa del Parlamento y participó en los tres gobiernos que hubo. La campaña electoral no le ha ido demasiado mal a Conte con la reivindicación de la renta de ciudadanía, su medida estrella en la anterior legislatura, y podría superar el 13% de los votos, a pesar de que se le daba por muerto hace unos meses debido al desgaste en el poder, las contradicciones políticas y las peleas internas. También se espera que obtenga representación parlamentaria con alrededor del 7% de las papeletas el llamado Tercer Polo, formado por dos pequeños partidos centristas.
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-Es una de las grandes incógnitas de estos comicios. Se estima que más del 40% de los electores todavía no saben a quién votarán y ni siquiera si lo harán. Según los expertos, muchos de ellos se decidirán en las últimas horas antes de acudir a las urnas, por lo que alguna promesa o noticia impactante en la recta final de la campaña podría tener una repercusión sustantiva en los resultados. La desmovilización es mayor entre los votantes de izquierda debido a las malas perspectivas para los suyos y lo descontada que se da la victoria para el bloque conservador.
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