Huidas en bicicleta, armas abandonadas y cadáveres en las calles, así ha sido la retirada rusa de Járkov

«Simplemente tiraron los rifles al suelo», relataba esta mañana en 'The Washington Post' Olena Matvienko, una residente en una aldea donde, según las imágenes recogidas por medios ucranianos, los rusos dejaron abandonados vehículos militares y cajas de municiones. En otra fotografía puede observarse a una joven contemplando un tanque completamente abrasado a causa del impacto de uno de los misiles suministrados por Estados Unidos y otros países aliados y que tanta importancia están teniendo en el giro de enfoque de esta guerra.

El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dicho en su mensaje diario a la población que tiene la «determinación clara» de ganar el conflicto bélico, pero su objetivo requiere el apoyo armamentístico de Occidente para seguir «siendo fuertes». Zelenski ha marcado este próximo invierno como un aliado de su Ejército y considera que puede ser determinante en la «expulsión» de las fuerzas rusas. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha llamado a mantener la guardia en alto pese a los avances locales e instado a los socios de EE UU a mantener el envío de suministros y armas.

Pero no solo es munición lo que han dejado atrás los rusos. El Gobierno de Kiev ha enviado a la zona una brigada de expertos forenses para iniciar la exhumación de cadáveres e identificar los cuerpos de civiles acribillados a tiros que permanecen en las calles. Entre ellos figuran un guardia jurado de una fábrica que los invasores tomaron para apostar a sus francotiradores y dos hombres que no respetaron el toque de queda impuesto a las seis de la tarde. Una vecina cuenta que los dos siguieron en su piso hablando y con las luces encendidas y a la mañana siguiente aparecieron con sendos disparos en la cabeza.

Aun así, numerosos habitantes coinciden en que el trato dispensado por los ocupantes ha sido más beningo que el que tuvieron con los vecinos de Bucha y de otros municipios a las afueras de Kiev, donde se registraron abundantes casos de torturas y ejecuciones sumarias. El perfil de los combatientes no es el mismo.

Moscú desplegó alrededor de la capital unidades de veteranos profundamente bregados en conflictos, brigadas chechenas y a un buen número de militares procedentes de las zonas deprimidas de Siberia. En Járkov, los residentes de las aldeas liberadas destacan la juventud de los soldados y dicen que algunos de ellos les robaron ropa para vestirse como los civiles y pasar desapercibidos ante los drones ucranianos. Lloraban tras comunicarse con sus mandos por radio y ser informados de que, al parecer, no estaba prevista su evacuación y debían huir por sus propios medios. Quienes no llegaron a tiempo de escapar en los vehículos militares lo hicieron en coches privados, a pie o incluso en bicicleta.

El ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, ha dado su pronóstico esta mañana. La contraofensiva en Járkov, afirma, es comparable a una «bola de nieve que rueda por una pendiente». A su juicio, la operación «ha ido mucho mejor de lo esperado», pero las fuerzas ucranianas se encuentran ahora exhaustas tras haber reconquistado unos 3.000 kilómetros cuadrados de terreno, un dato que todavía no ha sido contrastado por los analistas internacionales. No obstante, afirma que su moral es elevada. «Necesitábamos esta contraofensiva, y esta es una señal de que Rusia puede ser derrotada», ha declarado al 'Pravda' ucraniano, a la par que ha coincidido con Blinken en su invitación a la prudencia, ya que ahora es esperable un contragolpe ruso.

Expertos internacionales creen que una de las razones de la victoria de Ucrania en Járkov ha sido el engaño al que sometieron al alto mando de Moscú al hacerle creer durante días que el Ejército local preparaba una ofensiva más al sur del Donbás. Esta circunstancia habría motivado un desplazamiento de tropas ocupantes dejando desguarnecido el área de Járkov mientras los ucranianos concentraban su poder. También apuntan al buen equipamiento del que gozan ahora estos últimos. Enlas últimas semanas han recibido más de 1.500 millones de euros en material bélico enormemente sofisticado; no solo los conocidos lanzacohetes HIMAR sino armamento ligero, nuevos blindados e incluso helicópteros de combate.

Ahora se abre un periodo incierto. Cualquier cosa puede suceder. Depende de la intensidad del enfado de Moscú. El propio Reznikov ha manifestado que sus militares se enfrentan al reto de controlar los territorios recuperados. Y eso supone un gran esfuerzo y la necesidad de destinar un nutrido grupo de tropas para organizar las defensas y resistir.

Un cambio de modelo radical. El Ejército kievita había podido concentrar hasta ahora sus fuerzas al completo para organizar su entrada como una flecha en Járkov, pero ahora deberá repartirlas entre el mantenimiento de las aldeas conquistadas y la distribución de soldados en las nuevas líneas del frente. Los bombardeos rusos han sido constantes esta madrugada pasada y han dejado casi a oscuras la mayoría de la región, aunque Volodímir Zelenski ha anunciado esta mañana que se había recuperado el 80% del suministro. Kiev tampoco olvida que Rusia aún controla una quinta parte del país, una franja nada desdeñable desde la que puede organizar nuevas ofensivas.

El Kremlin mantiene la teoría de que su aparente descalabro en Járkov no ha sido tal, sino un «reagrupamiento» con nuevos fines militares. Sin embargo, las consecuencias comienzan a ser visibles. El Ministerio de Defensa ha cesado a uno de los altos responsables de su operativo en Ucrania y el jefe de la república chechena, el temido Ramzan Kadyrov, ha exigido un cambio «inmediato» en la estrategia respecto a la invasión y que se tenga en cuenta a los líderes militares en el terreno. En caso contrario, avisa, el mismo viajará mañana a Moscú para explicar al Estado Mayor «la situación real» de la ocupación. Kadirov ha agregado que tiene a diez mil «muchachos especialmente entrenados para este trabajo» listos «para partir» y comenzar el contragolpe.

El ministro de Defensa de Ucrania, Oleksiy Réznikov, contemplaba este domingo la posibilidad de una «retirada a gran escala de las fuerzas rusas» después de la contraofensiva lanzada por el Ejército local el pasado día 6 y los fulgurantes avances conseguidos este sábado pasado en la región de Járkov, donde los invasores han debido abandonar importantes enclaves de gran valor estratégico. Según Réznikov, los ucranianos han «logrado romper las cadenas logísticas del enemigo y sus líneas de defensa en varios puntos» y este hecho «puede provocar un efecto avalancha, una retirada a gran escala de las fuerzas rusas». En esta línea coinciden algunos analistas internacionales, que ven en esta arrolladora contraofensiva un posible cambio de inflexión en el curso de la guerra.

No obstante, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, explicó el sábado que el repliegue de sus contingentes ante el empuje ucraniano fue un «reagrupamiento» de fuerzas. «Para lograr los objetivos declarados de la operación especial militar de liberar Donbás, se tomó la decisión de reagrupar las tropas rusas estacionadas en las regiones de Balakleya e Izium, a fin de intensificar los esfuerzos en la dirección de Donetsk», puntualizó.

Los medios de comunicación ucranianos y sus canales de Telegram afirman que, junto a Balakleya, Kupiansk e Izium, el Ejército ha «liberado» también Limán, en la región de Donetsk, informaciones que desde el lado ruso se desmienten, aunque reconocen que en torno a Limán se libran encarnizados combates.

El boletín del Estado Mayor en Kiev declara que «nuestras fuerzas de defensa repelieron los ataques enemigos cerca de las poblaciones de Sosnovka, Mayorsk, Nikolaevka Vtoraya, Záitsevo, Vesiolaya Dolina, Soledar, Bajmut, Peski, Pervomáiyskoye y Novomijáilovka, todas ellas situadas en la región de Donetsk y controladas por Ucrania. Significa que, ante el avance registrado en la región de Járkov, las tropas rusas y las fuerzas separatistas han intensificado sus ataques para intentar una vez más arrebatar a las tropas ucranianas la parte de Donetsk aún sin conquistar y cortar el avance de este contingente.

El cabecilla de la autoproclamada República Popular de Donetsk (DNR), Denís Pushilin, confirmó que sus fuerzas combatían a los ucranianos en varias direcciones.»La situación en el frente es tensa, pero está bajo control. Aunque con dificultad, nuestras fuerzas avanzan en algunos sectores», aseguró.

Las autoridades kievitas informaron de que los soldados rusos también están abandonando la ciudad de Volchansk, junto a la frontera con Rusia y en donde se habían refugiado responsables de las administraciones de ocupación designados por Moscú. Daban cuenta además de la toma del poblado de Velikaya Kamishevaja, igualmente en la región de Járkov y situado a 10 kilómetros de Izium. Horas después, aparecieron vídeos mostrando a las tropas ucranianas izando sus banderas en otras muchas localidades de la región; entre ellas, Goptovka, Kozacha Lopán y Chkálovskoye.

El presidente Volodímir Zelenski afirmó en su mensaje diario que sus tropas han recuperado ya unos 2.000 kilómetros cuadrados. «El avance de nuestros soldados en diferentes direcciones del frente continúa. Hasta la fecha, como parte de las operaciones activas desde principios de septiembre, ya se han liberado unos 2.000 kilómetros de nuestro territorio. El Ejército ruso en estos días demuestra lo mejor de sí mismo, que es mostrar la espalda», subrayó Zelenski, quien dijo que la decisión de huir es lo mejor que pueden hacer los ocupantes para salvar sus vidas.

El domingo por la mañana, corrigió el dato el comandante en jefe de las tropas ucranianas, el general Valeri Zaluzhni, al indicar que «desde comienzos de septiembre más de 3.000 kilómetros cuadrados han vuelto a estar bajo control ucraniano. En los alrededores de Járkov hemos empezado a avanzar no sólo en el sur y el este, sino también hacia el norte».

Un mapa exhibido durante la sesión informativa de este domingo por el Ministerio de Defensa ruso mostraba que las áreas fronterizas ya aparecen bajo control ucraniano. Sin embargo, en el parte no se habla de que se haya producido ninguna retirada en Járkov.

Por su parte, el exministro de Defensa de los rebeldes de Donetsk, Ígor Strelkov, señalaba en su canal de Telegram, refiriéndose al rápido avance del Ejército de Ucrania, que «a partir de la segunda mitad del día y durante toda la noche hubo una retirada precipitada de nuestras tropas desde la orilla occidental del río Séverski Donets al sur de Izium. Se hizo bajo la cobertura de las fuerzas de la DNR y unidades de voluntarios rusos con apoyo de la artillería». Strelkov reconoce que hubo «duros combates», pero niega que Izium esté bajo el total control de Kiev. «La parte norte de Izium está en manos del enemigo y la sur en manos de Ejército ruso».

El antiguo jefe militar separatista ha explicado que «el enemigo no logró cercar a las fuerzas principales de nuestro grupo, a excepción de las subunidades individuales. Lo más probable es que la nueva línea del frente se sitúe a lo largo del río Oskol y el embalse de Oskol».

La población civil de la región de Járkov continuaba este domingo siendo evacuada hacia Rusia. El gobernador de la región de Bélgorod, Viacheslav Gladkov, junto con el secretario del Consejo General de Rusia Unida, el partido del Kremlin, Andréi Turchak, inspeccionaron los puestos de control en la frontera con la región de Járkov, por donde han pasado 13.000 refugiados en los últimos tres días.