El rey Carlos III saluda a la multitud a su llegada a Buckingham Palace AFP

Solo Carlos y la princesa Ana llegaron a tiempo de despedirse de Isabel II

El príncipe Harry ha sido el primero en abandonar esta mañana el castillo de Balmoral, profundamente abatido, mientras el nuevo rey se entrevistará esta tarde con la primera ministra, Liz Truss

mIGUEL pÉREZ

Viernes, 9 de septiembre 2022, 11:28

La Casa Real británica ha puesto en marcha la maquinaria protocolaria para iniciar la incierta era posterior al reinado de Isabel II. Carlos III, su hijo y sucesor, ya se encuentra en Londres, tras cumplirse el preceptivo luto de doce horas posterior al deceso ... de la soberana. En la capital británica asistirá a un acto oficial en la capilla de St. James y posteriormente ofrecerá su primer discurso como rey, que será retransmitido por televisión a las 19.00 horas. Esta tarde tiene previsto reunirse también con la primera ministra Liz Truss.

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El príncipe Harry ha sido el primero en abandonar esta mañana el castillo de Balmoral, donde la reina eterna expiró «en calma» durante la tarde de ayer. Llegó solo, sin Meghan Markle, a la residencia y se ha marchado solo, en el asiento trasero de un todoterreno oscuro, visiblemente abatido. Se cubría el rostro con una mano y apenas levantó la cabeza mientras el vehículo enfilaba hacia el aeropuerto. El príncipe canceló anoche su discurso en los WellChild Awards en Londres, donde se ha quedado Meghan con el propósito de respetar la intimidad de la familia real, para volar urgentemente a Escocia.

Según informa el 'Daily Mail', sólo Carlos y la princesa Ana llegaron a Balmoral a tiempo de acompañar a Isabel II en sus últimas horas. A ellos se unió Camila de Cornualles. Mientras, los otros hijos de la reina, Andrés y Eduardo, y sus nietos, Guillermo y Enrique, no consiguieron ganarle la batalla al reloj. Entre el instante en que los médicos anunciaron que la soberana se encontraba «bajo supervisión médica» hasta el instante en que el Palacio de Buckingham anunció que había fallecido «apaciblemente» en su residencia veraniega, y también su lugar preferido, transcurrieron solo seis horas. Esta mañana, la verja de Buckingham ha aparecido cubierta de ramos de flores regados con lágrimas.

La imagen de Carlos III y Liz Truss dialogando por primera vez en sus nuevas responsabilidades ante el país resulta notablemente singular. Los dos afrontan un periodo cargado de incertidumbre y retos. Carlos III ocupará el mismo espacio institucional que su madre, pero su popularidad es bastante inferior y se verá abocado a las inevitables comparaciones y juicios de valor. De hecho, habrá pocos soberanos comparables a Isabel II en su capacidad de acceder al corazón de la sociedad y mantener viva la monarquía. Es la soberana que ha hecho bueno el dicho «soy republicano, pero isabelino».

Por su parte, la primera ministra es consciente de que se enfrenta también, como el nuevo monarca, a un país en cambio, con una fuerte transformación generacional y, sobre todo, inmerso en multitud de protestas a causa de la crisis. Lejos de aquel país vigoroso de 1926, éste es el Reino Unido de la crisis energética, la inflación y el Brexit, sobre el que Liz Truss trata de gobernar con un primer anuncio de que hará un desembolso histórico de 115.000 millones de euros para frenar los precios del gas y la electricidad y evitar el ingreso de millones de británicos en situación de pobreza energética.

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