Darío Menor
Roma
Martes, 26 de julio 2022, 21:03
El Papa Francisco se dio este martes el primer baño de masas de su visita a Canadá, donde permanecerá hasta el viernes, con la misa que presidió en el estadio Commonwealth de Edmonton, capital del Estado de Alberta. Unas 50.000 personas participaron en la ... ceremonia, entre los que había una amplia representación de los grupos indígenas, pues la estancia de Jorge Mario Bergoglio en el país norteamericano tiene como objetivo principal la petición de perdón a los pueblos originarios por los atropellos cometidos durante la evangelización. Su historia de «violencia y marginación» por la colonización occidental, reafirmó, «no debe repetirse».
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Después del 'mea culpa' que entonó el día anterior durante un encuentro con jefes de las principales comunidades aborígenes canadienses, el Pontífice aprovechó la homilía de la Eucaristía en Edmonton, pronunciada en español, para seguir con la autocrítica por el papel desarrollado por la religión católica. Afirmó que la Iglesia no debe «oprimir nunca la conciencia de los demás» ni tampoco «encadenar jamás la libertad de los que tenemos cerca». Es un consejo que extendió a todos los fieles, animándoles en particular a «respetar a las personas que nos precedieron y nos han sido confiadas, tesoros preciosos que custodian una historia más grande que ellos mismos».
Dado que este martes ha sido la festividad de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús, por lo que se celebra el Día de los Abuelos, el Papa dedicó buena parte de su homilía a esta cuestión, invitando una vez más a no descartar a las personas mayores porque «no son necesarios» desde un punto de vista funcional. Ayudado en la liturgia por el arzobispo de Edmonton, Richard Smith, debido a sus problemas de rodilla, el Pontífice deseó un futuro en el que no se juzge el valor de las personas «sólo por lo que producen» y que no resulte indiferente «hacia quienes, ya adelante con la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención».
Tras recordar cómo nuestros mayores deseaban un mundo «más justo, fraternal y solidario», invitó a los presentes a hacer propios sus anhelos para tratar de «no decepcionarlos». Por ello instó a preguntarse sobre el sentido de la vida, que no parte de «criterios generativos» como «el dinero que se gana, la carrera que se realiza» o el éxito y el reconocimiento frente a los demás. El objetivo tiene que estar en cambio en tratar de «generar vida», trabajando por la fraternidad y la paz.
«El misterio de la vida humana es éste: todos somos hijos de alguien, fuimos generados y formados por alguien, pero cuando nos hacemos adultos estamos también llamados a generar, a ser padres, madres y abuelos de alguien más», dijo.
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La agenda de Bergoglio en su tercer día en Canadá se completó con una visita al lago de Santa Ana, al oeste de Edmonton, donde se realiza cada año una de las peregrinaciones que congrega a más fieles católicos de toda Norteamérica. Este lago ya era un lugar sagrado para los pueblos indígenas antes de la llegada de los colonos europeos.
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