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O. Hernández / R. M. Mañueco / M. Gallego
Lunes, 4 de abril 2022, 18:00
La masacre encontrada en Bucha tras la retirada de los rusos, junto con la sospecha de las brutalidades que pueden revelarse en otras ciudades, activó este lunes todos los resortes de la comunidad internacional marcando un antes y un después en la guerra. La contienda ... redujo su intensidad sobre el terreno y se trasladó al plano político y diplomático. En Occidente arreciaron las acusaciones de genocidio contra el Kremlin y desde Estados Unidos a la UE –y de forma muy vehemente en el caso de Polonia– se multiplicaron las exigencias de llevar al Kremlin ante la Justicia internacional. Países como Alemania, Francia y Lituania ordenaron la expulsión de decenas de diplomáticos rusos. Y, por primera vez, la Unión Europea tomó la decisión de investigar los presuntos crímenes de guerra.
Así lo anunció este lunes la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, quien dijo haber mantenido una conversación con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en cuyo transcurso acordaron crear un equipo de trabajo conjunto para reunir pruebas de delitos de lesa humanidad. Bruselas prevé enviar a sus propios investigadores e incluso las agencias Eurojust y Europol «están dispuestas a ayudar». «Los autores de estos atroces crímenes no deben quedar impunes», subrayó Von der Leyen.
Joe Biden. «Putin es brutal y lo que ha pasado es indignante. Tengamos un verdadero juicio»
Serguéi Lavrov. El Kremlin califica la matanza de civiles como una «escenificación» de Ucrania y sus aliados
Los máximos dirigentes de la Unión prometieron también que actuarán con celeridad para imponer nuevos castigos a Moscú tras el descubrimiento de cerca de 340 cadáveres de civiles en Bucha. «La UE condena en los términos más fuertes las atrocidades cometidas en varias ciudades ucranianas», indicó en un comunicado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Ese nuevo paquete de sanciones, el quinto desde que estalló la guerra, podría incluir el veto del sistema de pagos internacional SWIFT de más bancos rusos, así como castigos adicionales a oligarcas y mandos militares. El embargo a las importaciones energéticas «también está sobre la mesa» y el presidente francés, Emmanuel Macron, y el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, apostaron por actuar de forma decidida contra «el carbón y el petróleo» rusos.
Estas sanciones, sin embargo, cuentan con el rechazo de países como Austria –muy dependiente de Moscú–. «El veto al gas o al petróleo haría más daño a la UE que a Rusia», aseguró este lunes el ministro de Finanzas de Viena, Magnus Brunner. Para que entren en vigor, las medidas tendrán que ser aprobadas por unanimidad entre los Veintisiete en el marco de una reunión de alto nivel extraordinaria todavía sin fecha.
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La condena a las acciones de Moscú ha sido unánime en Occidente. Países como el Reino Unido, Francia, Alemania, España e Italia expresaron su horror y pidieron que los responsables sean llevados ante el Tribunal de La Haya. El secretario general de la ONU, António Guterres, también mostró su «conmoción» y pidió una investigación independiente.
«Os acordaréis cuando me criticaban por decir que Putin era un criminal de guerra», recordó ayer el presidente de EE UU, Joe Biden. «Bueno, pues era la verdad. Hemos visto lo que ha ocurrido en Bucha. Esto lo justifica. Es un criminal de guerra». Con la corroboración de la tragedia de Bucha llega también la necesidad de «pasarle factura» a Putin, que prácticamente tiene garantizado ya un juicio por crímenes de guerra si llega a ser apresado. Sin embargo, Biden desmintió a Zelenski al no querer utilizar la palabra genocidio, aunque insistió en la necesidad de seguir recabando pruebas para que «tengamos un verdadero juicio de crímenes de guerra», afirmó. «Este tipo es brutal y lo que ha pasado en Bucha es indignante, todo el mundo lo ha visto».
Volvían a la cabeza las palabras fuera del guión que se le escaparon en Varsovia: «Por el amor de Dios, este hombre no puede seguir en el poder». Por el momento Biden no llega a pedir un cambio de régimen, pero avisó que subirá la presión con nuevas sanciones. «Hay que ajustarle las cuentas», prometió.
El embajador de Moscú ya no preside el Consejo de Seguridad, como ocurrió en febrero, ni su aliado, Emiratos Árabes Unidos, que lo hizo en marzo. La invasión que Putin pensó como una campaña rápida para tomar la capital y poner a un Gobierno a fin en lugar del de Zelenski se prolonga y ya estamos en abril. Ahora Reino Unido preside el Consejo de Seguridad, lo que garantiza, desde este martes reuniones para exponer los crímenes de guerra que, a diferencia de lo que ocurrió en Siria, están siendo ampliamente documentados por periodistas de todo el mundo y ONG.
Amnistía Internacional acaba de presentar un informe que por primera vez prueba el uso de bombas racimo contra población civil, los «incesantes e indiscriminados ataques contra áreas densamente pobladas» y «ejecuciones ilegales de civiles en varias ciudades». Human Rights Watch también tiene nombres y apellidos de los asesinados.
Mientras, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, considera que las imágenes de cadáveres de civiles esparcidos por Bucha son «una puesta en escena». «Después de que el personal militar ruso se retirara, se realizó allí una puesta en escena que los representantes ucranianos y sus patrocinadores occidentales difundieron a través de todos los canales y redes sociales», añadió.
Las apocalípticas imágenes publicadas fueron calificadas de «provocación». La dirección castrense rusa insiste en que «ninguno de los residentes locales sufrió ningún acto violento mientras la ciudad estuvo bajo el control» de su Ejército.
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