DARÍO MENOR
Corresponsal.Roma
Sábado, 5 de noviembre 2022
El nuevo Gobierno italiano liderado por Giorgia Meloni afronta su primera crisis migratoria con las más de 1.000 personas que esperan desde hace días un puerto seguro donde desembarcar después de ser socorridas por cuatro naves de Onus que operan en el Mediterráneo Central. ... Después de que el Ejecutivo de Roma dejara claro esta semana que no piensa hacerse cargo de los inmigrantes salvados por buques humanitarios con banderas de otros países, instando a que fueran esas naciones las que se ocuparan de ellos, ayer se produjo una ligera apertura al aceptar Italia que bajen a tierra los niños y las mujeres embarazadas. La mano dura frente a la inmigración fue una de las promesas electorales de Meloni durante la campaña de cara a los comicios del pasado 25 de septiembre.
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La concesión ante las personas más vulnerables, ligada al permiso para que dos de estos barcos entraran en aguas territoriales italianas, se produjo tras el cruce de declaraciones con las autoridades de Alemania y Noruega, donde están registrados esas naves. La ONG Sos Méditerranée, en cuyo buque 'Ocean Viking' hay a bordo 234 desplazados, incluso pidió ayuda a España, Francia y Grecia para resolver esta crisis, pues la situación es cada vez más desesperada para estas personas.
Por el momento sólo las autoridades galas se mostraron dispuestas a acoger a una parte de los inmigrantes de la 'Ocean Viking' después de que eventualmente desembarquen en un puerto italiano. «El hecho de que Italia sea geográficamente el país más cercano a esa nave no significa que deba ser dejada sola», comentó el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin. Con tono diplomático, el miembro del Ejecutivo galo se mostró seguro de que Roma iba a cumplir con el derecho internacional, que es «muy claro» al afirmar que cuando pide ayuda un barco con náufragos a bordo, «debe acogerlos el puerto seguro más cercano, en este caso específico, Italia».
También Noruega, la nación de bandera de la 'Ocean Viking' y de la 'Geo Barents' fletada por Médicos Sin Fronteras (MSF), apeló a la legislación marítima internacional para recordar que debe ser Italia la que resuelva esta crisis. «Noruega no tiene ninguna responsabilidad en referencia a las convenciones sobre derechos humanos o el derecho del mar con las personas embarcadas en naves privadas de bandera noruega», escribió en una nota la embajada en Roma del país escandinavo, destacando que la responsabilidad correspondería a Libia. Al tratarse de una nación no segura, les tocaría intervenir a los Estados fronterizos, es decir, Italia y Malta.
La toma de posición de Oslo se produce un día después de que Alemania, el país de bandera de la nave humanitaria 'Humanity 1', que lleva a 179 inmigrantes a bordo, y de la 'Rise Above', con 95, pidiera a las autoridades de Roma que se hicieran cargo «urgentemente» de estas personas.
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También la UE ha recordado a Italia y a Malta su responsabilidad con el millar de supervivientes que esperan un puerto seguro donde bajar a tierra. «Salvar vidas en el mar es un deber moral y es una obligación legal del derecho internacional de los Estados miembros independientemente de las circunstancias», comentó Anitta Hipper, portavoz de la Comisión Europea. Pese a estas palabras, la UE no ha conseguido que funcione con éxito el sistema para redistribuir por el territorio europeo a los migrantes que llegan a Italia, España, Grecia y Malta. Nueve países de los Veintisiete, además, no han adherido a ese programa. Se trata de Polonia, Hungría, Austria, Dinamarca, Estonia, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia y Suecia.
Mientras su suerte se discute en las capitales europeas, los más de 1.000 inmigrantes a bordo de la 'Ocean Viking', la 'Geo Barents', la 'Humanity 1' y la 'Rise Above' afrontan unas condiciones cada vez más duras. «Necesitan urgentemente un puerto seguro. Su salud está empeorando y debido al frío de la noche se está difundiendo la fiebre a bordo», denunciaron los socorristas de la 'Humanity 1'. En la 'Geo Barents' de MSF también la situación es desesperada para las 572 personas que lleva a bordo, entre ellas tres mujeres embarazadas y más de 60 menores, muchos de ellos no acompañados. Algunos fueron salvados hace más de una semana.
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«Hemos tenido que racionar el agua de las duchas por primera vez», advirtió Candida Lobes, de MSF, recordando que muchos de estos migrantes sufrieron abusos de todo tipo durante meses en Libia antes de poder embarcarse hacia Europa. «Lo único que necesitan inmediatamente es desembarcar en un puerto en el que sentirse seguros», reclamó. En la misma línea se expresó Sos Méditerranée: abogó por un buen funcionamiento de la recolocación de inmigrantes entre los diversos países de la UE para que el problema no pese sólo sobre Italia y Malta, aunque recordando que esta cuestión «no es competencia» de las ONG.
Pese a la polémica que se vive con los barcos humanitarios, sólo una pequeña parte de las llegadas a Italia se producen por medio de estos barcos. Son alrededor del 16%, según los datos del Ministerio del Interior de Roma, que informa de que en lo que llevamos de 2022 han desembarcado en Italia a través del Mediterráneo central 87.370 desplazados, frente a los 54.373 del mismo período de 2021 y a los 29.569 de 2020.
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