pablo m. díez
Martes, 25 de octubre 2022, 10:57
Menos en China, donde no se han difundido, las imágenes de la salida a la fuerza del expresidente Hu Jintao del Congreso del Partido Comunista han conmocionado al mundo por recordar las purgas de la época de Mao. Todos hemos visto el vídeo en el ... que Hu se resiste a que se lo lleven. Pero, ¿por qué? ¿Qué ocurrió antes?
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En estas fotografías exclusivas, ABC muestra la secuencia que desencadenó su expulsión. Una orden dada por su sucesor, Xi Jinping, porque Hu quería ver unos documentos en su carpeta de delegado del Congreso. ¿Qué había en esos papeles? Lo tratamos de averiguar con estas fotos únicas, que han desatado todas las especulaciones. Así se tomaron.
Después de casi dos horas de espera porque los 2.300 delegados estaban votando a los 203 miembros del Comité Central, se abrían las puertas para los periodistas y entrábamos a la carrera para coger un buen sitio en las primeras filas de la segunda planta del Gran Palacio del Pueblo. Un rato antes se me había intentado colar un grupo de periodistas árabes y, después de casi 18 años en China y cuatro congresos del Partido Comunista, sabía que tenía que ser rápido si quería conseguir buenos planos de un momento histórico como la perpetuación de Xi Jinping.
Por eso, iba ya con el teleobjetivo de 400 montado en la cámara y, tras saltar un par de bancos, me coloqué al borde del anfiteatro. Y, como tampoco sabíamos el tiempo que teníamos, empecé a disparar a Xi y a Hu, que estaba ojeando un papel con cara de sorpresa en una pausa de la sesión, detenida para que entraran los medios. Pero, a su lado, el número tres del régimen y presidente de la Asamblea Nacional Popular, Li Zhanshu, se lo guardó en su carpeta roja e incluso le agarraba de la muñeca para que no lo sacara.
En ese momento, Xi Jinping miró directamente a la segunda planta, donde se estaban situando los periodistas, y en la primera foto que tomé parece que clava los ojos en el objetivo. Mientras, Hu Jintao trataba de volver a ver los papeles de su carpeta y Li Zhanshu se lo impedía. Fue entonces cuando Xi llamó a un ayudante, al que dio la orden de traer a uno de sus guardaespaldas, que le acompaña desde hace más de una década. Al personarse ante él, y mientras le escuchaba, el guardaespaldas ya posó sus manos sobre el asiento de Hu.
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En cuanto Hu escuchó a Xi dar la orden, se le cambió la cara. A su lado, Li Zhanshu y el ideólogo del régimen, Wang Huning, se quedaron perplejos. El resto es historia: sacaron a la fuerza al expresidente Hu Jintao mientras el guardaespaldas recogía la carpeta con sus documentos, que quedan al descubierto en varias tomas. Aunque no se ven con claridad por la distancia, se aprecian unos caracteres que revelan una lista electoral con los miembros del Comité Central y de la Comisión para la Inspección Disciplinaria.
Una hipótesis es que Hu está molesto porque ninguno de sus aliados figura en ellas, como así ha sucedido, y Xi decide sacarlo de la sala para que no se vengue no levantando la mano en las votaciones a brazo alzado que va a haber ante la Prensa. La otra es que Hu, a sus 79 años y con su salud muy deteriorada, no es dueño de sus actos. A pesar de ello, es consciente de que lo están echando y no quiere irse. Sea lo que, Xi mira a los periodistas de nuevo y se muestra impasible mientras hace este alarde de fuerza. De hecho, ni se vuelve cuando Hu le dice algo al despedirse. Después, Hu posa su mano sobre el hombro de su protegido, el primer ministro Li Keqiang, quien ha mantenido la vista fija al frente todo el rato.
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Nadie en la cúpula, salvo Zhang Dejiang, mira a Hu Jintao cuando se lo llevan. Nadie ha visto nada, nadie sabe nada. Ni los periodistas chinos, que minimizan el incidente como un problema de salud, ni los 2.300 delegados. Al salir del Gran Palacio del Pueblo, busco si alguien está haciendo alguna declaración explosiva. Ante un corrillo de cámaras, una delegada de una minoría étnica ataviada con su traje tradicional entona sonriente una canción.
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Tras la parte de la sesión a puerta cerrada, se permite el acceso de la Prensa a la segunda planta del anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo para tomar imágenes de la clausura del XX Congreso del Partido Comunista. Sentado a la izquierda de Xi Jinping, el expresidente de China, Hu Jintao, lee un documento y parece sorprendido. Xi Jinping alza la vista hacia la segunda planta, donde los periodistas están colocando sus cámaras.
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Hu Jintao intenta volver a ver los documentos, que están dentro de una carpeta roja. A su izquierda, el número tres del régimen y presidente de la Asamblea Nacional Popular, Li Zhanshu, se lo impide mientras Xi Jinping observa la situación. Debido a la avanzada edad de Hu, 79 años, y su deteriorado estado de salud, Li Zhanshu lleva atendiéndolo toda la sesión.
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Para que Hu Jintao no abra la carpeta, Li Zhanshu incluso le sujeta la mano. En ese momento, Xi Jinping se reclina ligeramente y gira la cabeza a la izquierda, llamando a un ayudante que está en ese extremo del estrado. A la derecha de Xi Jinping, el primer ministro, Li Keqiang, sigue con la vista fija al frente mientras, en la segunda fila, los tres altos cargos sentados justo detrás observan a Hu.
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De inmediato aparece Kong Shaoxun, subdirector de la Oficina General del Comité Central, a quien Xi Jinping da una orden que parece bastante clara por el gesto con el dedo índice que hace el ayudante. Sorprendido, Kong Shaoxun levanta su mano derecha señalando a Hu Jintao y a una de las salidas laterales. Mientras tanto, Li Zhanshu y el ideólogo del régimen, Wang Huning, sujetan las carpetas para que Hu Jintao no las abra.
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A continuación, viene un agente de seguridad. No es un delegado del Congreso porque no lleva una tarjeta identificativa en la chaqueta como los demás. Como se descubre luego, es el guardaespaldas que acompaña a Xi Jinping desde hace más de una década. Con gestos contundentes con su mano derecha, que mueve haciendo un barrido de arriba abajo, Xi ordena al guardaespaldas que se lleve a Hu Jintao, a quien se le cambia el rostro al oírlo. A su lado, Li Zhanshu y Wang Huning también se muestran sorprendidos mientras la segunda fila sigue observando.
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Tocando los documentos de Hu Jintao, el guardaespaldas le informa de que debe abandonar la sala. A su lado, Li Zhanshu está estupefacto y Wang Huning no puede evitar quedarse con la boca abierta. Con gesto impertérrito, Xi Jinping mantiene la vista al frente y ni siquiera contempla la escena como los de la segunda fila. Él ha dado la orden y solo espera que se cumpla.
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Entre el guardaespaldas y el subdirector de la Oficina General, Kong Shaoxun, levantan de la silla a Hu Jintao, quien se ha resistido intentando permanecer sentado durante más de un minuto. Las miradas lo dicen todo. Mientras Hu, incrédulo, le clava los ojos a Xi, este lo contempla con condescendencia, pero sin ceder a sus ruegos de quedarse.
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Incluso de pie, Hu Jintao sigue resistiéndose a marcharse y trata de zafarse del guardaespaldas, que le sujeta el brazo y le indica la salida llevando sus documentos. Azorado por el incidente, el número tres, Li Zhanshu, se seca el sudor de las mejillas mientras Wang Huning sigue con la boca abierta. Xi Jinping los observa y el primer ministro Li Keqiang, protegido de Hu, continúa ausente mirando al frente.
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En unos segundos que parecen interminables, Hu Jintao se niega a irse, dando tirones del brazo para soltarse del agente de seguridad. Li Zhanshu hace el amago de levantarse para ayudarlo, pero, detrás de él, Wang Huning le agarra de la chaqueta para que se vuelva a sentar y no se entrometa. Xi Jinping vuelve a alzar la vista hacia el segundo piso, donde están las cámaras. Aunque no se aprecia con claridad, los documentos que lleva el agente, y que Hu quería ver, son las listas electorales del Comité Central y la Comisión para la Inspección Disciplinaria, donde sus aliados han sido eliminados.
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Finalmente, después de medio minuto discutiendo con el guardaespaldas, Hu Jintao cede y accede a marcharse. Antes de salir, vuelve a dirigirse a Xi Jinping, quien le contesta sin apenas mirarle. Por el pliegue de la chaqueta, se nota que el guardia de seguridad está tirando de Hu para que no hable con Xi.
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Al pasar a su lado, Hu Jintao posa su mano sobre el hombre del primer ministro, Li Keqiang, quien pertenece como él a la facción de la Liga de las Juventudes Comunistas y era su favorito para sucederle como presidente hace diez años. Pero Xi Jinping quedó por delante y, desde entonces, ha purgado a los más estrechos colaboradores de Hu. Xi contempla la escena con una media sonrisa.
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Cabizbajo, Hu Jintao justo por detrás del que fuera su primer ministro, Wen Jiabao, quien ni siquiera lo mira. Salvo Zhang Dejiang, ya retirado, toda la cúpula permanece impasible y con la vista fija al frente. Incluso el veterano Song Ping, quien tiene 105 años y fue el mentor de Hu Jintao. Tal y como se aprecia en la foto, tiene los ojos abiertos y no está sesteando como cuando se leen los discursos. Nadie hace nada y, si es por un motivo de salud, todos se comportan de la manera más fría. Se llevan al expresidente Hu Jintao.
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