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m. pérez
Martes, 20 de septiembre 2022, 15:51
A las 7.19 horas de este lunes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, apretó el botón para izar la bandera nacional en la plaza del Zócalo y honrar a los miles de fallecidos en los terremotos ocurridos el mismo 19 de septiembre, ... pero de 1985 y 2017, en el centro del país. Más tarde, a las 12.19, el mandatario salió de su despacho y se encaminó al patio central del edificio del Gobierno para participar en un simulacro antisísmico. Llovía levemente. A unos pocos kilómetros, los familiares de las 49 personas que perdieron la vida hace cinco años al colapsar un edificio en el número 286 de la calle Álvaro Obregón debido a los temblores celebraban una ceremonia en su honor. Y un poco más allá, en la explanada del Colegio Rébsamen, un sacerdote oficiaba una misa por los 26 fallecidos en este centro, 19 de ellos niños, durante el maldito 2017 en que el suelo del distrito federal se agitó como un látigo.
Y, de repente, el subsuelo recuperó la memoria. Un terremoto de 7,7 grados en la escala de Ritcher sacudió ferozmente Coalcomán, municipio del Estado de Michoacán, y devolvió a los mexicanos al terror. La onda sísmica azotó este lunes la mitad del país, unos quince Estados, y puso en fuga a quienes participaban en los homenajes. Eran las 13.05 horas. El simulacro, celebrado sesenta minutos antes, se convirtió también de pronto en una espectáculo de telerrealidad. Los servicios de emergencia salieron a la calle para vocear, megáfono en mano, que no se trataba de un simulacro. Sonaron 13.707 altavoces de alarma sísmica repartidos por la capital. López Obrador tomó el teléfono. Alguien le informó de que en Michoacán decenas de casas se habían partido como si fueran maquetas de cartón y de que había una víctima mortal, que más tarde se elevaron a dos cuando los testigos explicaron a la Policía que una persona quedó aplastada bajo los escombros de un centro comercial.
La posibilidad de que un terremoto superior a 7 grados se repita el mismo día en tres años diferentes es «ridículamente pequeña», sostiene Ana Meda, académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de México. La coincidencia tiene a sismólogos de todo el mundo sumidos en la estupefacción, aun siendo conscientes de que el país es de alto riesgo telúrico. Un experto calcula que una sucesión tan precisa es de dos probabilidades entre cien millones. Los profesionales del Instituto Sismológico Nacional coinciden en que es una «desagradable coincidencia», aunque «no hay ninguna razón científica que lo explique o justifique».
Michoacán, Jalisco y Colima son los tres Estados más afectados. De este último son las dos personas fallecidas. Una mujer murió al caerle encima la marquesina de un comercio en Manzanillo, mientras un hombre perdió la vida aplastado por el techo de un centro comercial en Punto Bahía. Diez municipios han registrado daños de importancia. EnCoalcomán se han contabilizado al menos 400 edificios y casas destruidos. En Michoacán las autoridades mencionan daños en tres hospitales y una veintena de centros médicos. Todavía no hay un balance definitivo de los heridos. Se sabe que una mujer y dos menores resultaron lesionados a causa de la explosión de una cisterna de gas en Tecomán. Incluso en la capital del país varios inmuebles resultaron agrietados. Imágenes en vídeo muestran calles completas alfombradas de cristales rotos y escenas de pánico en la calle, las oficinas y el metro. «Todo tronaba y me dio miedo de que esto se derrumbara y quedáramos sepultadas. Se me vino a la mente mi bebé, pensé que no lo iba a volver a ver», contó a 'El Universal' María del Carmen Ruiz, propietaria de un estudio de belleza en Apatzingán. «¡No, otra vez no! ¡Dios mío, no otra vez no!», pudo escucharse en la ceremonia del Colegio Rébsamen, donde los allegados de los fallecidos en 2017 mantenían las manos entrelazadas en un minuto de silencio cuando la tierra se rompió.
Este martes, la confusión y cierta sensación de caos reina en los territorios afectados. Cientos de técnicos revisan edificios, carreteras, líneas ferroviarias y tendidos eléctricos en busca de daños. En Michoacán y los Estados aledaños la red viaria sufre graves desperfectos. Decenas de puentes han sido cerrados hasta ser inspeccionados. «Ahora hay que averiguar hasta qué punto las infraestructuras son estables para no aumentar el número de víctimas», señala uno de los 16.000 miembros de la Policía que este lunes participaron en el simulacro sísmico y hoy reparten ayuda o acordonan las áreas ruinosas..
En 2017, fue un terremoto parecido, de magnitud 7,1 y con epicentro entre Puebla y Morelos, el que dejó casi 370 muertos. La mayoría, 228, en Ciudad de México. En 1985, otro potente movimiento telúrico de 8,1 grados causó 20.000 víctimas mortales, lo que le convierte en el más devastador sufrido por el país. Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, ha informado de que los terremotos registrados desde aquel año hasta 2021 han causado 6.551 fallecimientos y afectados a 16,8 millones de mexicanos.
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