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JOAQUINA DUEÑAS
Lunes, 26 de septiembre 2022, 17:06
Aunque todavía quedan fotos de los momentos compartidos en el perfil de Tamara Falcó, la marquesa de Griñón ha decidido dejar de seguir en redes a su Íñigo Onieva, una clara demostración de intenciones en la era digital que puede interpretarse como que no quiere ... saber nada del que ha sido su novio durante los dos últimos años. La ruptura digital se ha convertido en una de las señas más significativas de la evolución de las relaciones. En este caso, no es solo que se hayan dejado de seguir sino que han dejado de aparecer las etiquetas que les vinculaban en sus respectivas publicaciones. Esto significa que uno de los dos ha optado por bloquear al otro y todo hace pensar que ha sido la hija de Isabel Preysler la que ha decidido cortar por lo sano con el ingeniero. La otra opción, mucho más improbable, es que se hubieran dedicado a eliminar una por una cada mención hecha en los dos años que han estado juntos.
También desapareció todo rastro de las publicaciones que amigas como Eugenia Silva habían hecho durante la boda a la que acudieron el pasado viernes, cuando ya habían salido a la luz las imágenes de Íñigo besándose con otra mujer en el Burning Man (festival celebrado a principios de septiembre en el desierto de Nevada, Estados Unidos) y cuando todavía parecía que las explicaciones ofrecidas por el ingeniero sobre que era un vídeo de 2019 habían funcionado.
Quizás la puntilla a la relación la ha dado el propio Íñigo en su petición pública de disculpas. En el comunicado, además de reconocer la realidad de los hechos, aseguraba estar «arrepentido y destrozado». Sin embargo, llamaba la atención su párrafo final en el que pedía «para evitar mayores perjuicios a Tamara y a nuestras familias», «que no se continúe difundiendo imágenes que puedan afectar a nuestro derecho a la intimidad», lo que ponía el foco sobre la posibilidad de que aparecieran nuevas informaciones o, a lo peor, nuevas mujeres en actitud cómplice con el protagonista.
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Y es que la figura de Íñigo Onieva siempre ha estado rodeada de un halo de donjuán que la marquesa justificaba por su carácter extrovertido y su trabajo como relaciones públicas en la noche madrileña. Así, pasó por alto los recurrentes rumores que surgían de tanto en tanto y no dio importancia a las imágenes en las que se le veía disfrutar de la noche con otras mujeres. Del mismo modo que hizo oídos sordos a Fani Carbajo cuando le advirtió de que su novio había estado con una joven venezolana en una fiesta privada a la que ella acudió como invitada.
Con este panorama, Tamara Falcó sigue refugiada en casa de su madre hasta donde se ha desplazado desde Catar su hermana Ana Boyer, lo que muestra la magnitud del difícil momento que atraviesa la marquesa de Griñón que habría pedido al que era su novio que recogiera sus cosas del piso que compartían para poner el punto y final a su relación definitivamente.
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