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S. Rodríguez
Sábado, 21 de octubre 2023, 16:31
Cuando el 1 de noviembre de 2003 se anunció el compromiso del príncipe de Asturias con la periodista asturiana Letizia Ortiz Rocasolano, hasta ese día rostro de la segunda edición del Telediario, en las redacciones de los periódicos se activó la maquinaria. «Hay foto de ... ellos, juntos. El príncipe de Asturias siempre se acerca a saludar a los periodistas que cubren los Premios», recordó un reportero curtido en varias ediciones de los galardones que llevan el nombre del heredero de la Corona. Esa imagen, que solo una semana antes, el 24 de octubre, había quedado descartada, fue portada al día siguiente.
El viernes, tras la ceremonia de entrega de los galardones –emotiva como pocas, la última probablemente que presidirán don Felipe y doña Letizia dado que la princesa Leonor alcanzará en unos días la mayoría de edad–, cuando se encontraban en el set de TVE, los periodistas presentes les recordaron a ambos que en unos premios como los celebrados ahora de hace dos décadas tuvo lugar aquel saludo cómplice que escondía un amor clandestino.
Aquel día, se dijo después, los ojos les delataron. Y la reina Letizia, espontáneamente, propuso recrearla, esta vez con la princesa Leonor y la infanta Sofía de testigos, que por momento se ruborizaban y por momento se reían. Se tomaron de la mano y se inmortalizó el momento. «Este material gráfico y los derechos de autor sobre el mismo están protegidos por la legislación sobre Propiedad Intelectual. Las fotografías pertenecen a la Casa de Su Majestad el Rey y deben incluir la siguiente línea de crédito @ Casa de S. M. el Rey». Zarzuela distribuyó este sábado la foto en cuestión acompañada de esta leyenda. Había interés en que saliera a la luz, que no se quedara en un recuerdo de pareja.
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Las comparativas son odiosas, veinte años no pasan en balde, pero si se comparan ambas imágenes sí puede apreciarse cierto parecido en la sonrisa de ambos. Es más, después de volver a inmortalizarse en el set de TVE en el Hotel de La Reconquista en Oviedo, don Felipe abrazó a su esposa y luego la besó en el pelo, algo que repitió el día de su boda, el 22 de mayo de 2004.
Tras aquel saludo en Asturias llegó el anunció matrimonial, en el que se presentó a la futura princesa de Asturias como un mujer «trabajadora, concienzuda, coherente, consciente, madura y seria». Dijo entonces un portavoz autorizado de Zarzuela que la futura esposa de don Felipe «reúne las condiciones necesarias» para acompañarle en el camino hacia el trono de España y también que «es una persona trabajadora que se ha labrado su carrera periodística con tesón y esfuerzo».
Eso fue de palabra; por escrito, la Casa Real, en el breve comunicado que emitió para hacer oficial el compromiso de don Felipe, se limitó a expresar la gran satisfacción de los reyes Juan Calros y Sofía, al tiempo que ponía fecha a la petición de mano y apuntaba a cuándo se celebraría el enlace. Luego, en un anexo, un breve perfil de la futura princesa: periodista, 31 años, divorciada. Y conocida, muy conocida por todos los españoles.
El 3 de noviembre de 2003, Felipe y Letizia, cogidos de la mano, regalaron la imagen más buscada. Sonrientes, el Príncipe dijo aquello de «aquí nos presentamos, enamorados, comprometidos, convencidos e ilusionados y, por supuesto, entregados al servicio de España y de los españoles». Su prometida sonreía, buscaba con la mirada a quienes, al otro lado, eran sus colegas y hasta amigos. Nada volvió a ser igual para ella.
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