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La Familia Real elige los jardines de Alfabia. Francisco Gómez / Casa S.M El Rey/

La Familia Real, posado en el jardín

Descanso y deporte ·

Los Reyes y sus hijas vuelven a elegir la sierra Tramuntana para su posado mallorquín. Felipe VI pone al Aifos a dieta para ganar la Copa del Rey Mapfre de vela

Mar Barrena

Lunes, 31 de julio 2023

Una casa histórica, un jardín con encanto y el escenario perfecto para celebrar bodas y eventos». Así se definen los jardines de Alfabia en su web oficial. Y ese fue este lunes el marco incomparable elegido por la Familia Real para su tradicional encuentro con ... la prensa durante su estancia en Mallorca. Poco después de las ocho de la tarde, don Felipe, doña Letizia, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, posaban sonrientes en esos espectaculares jardines ubicados en el huerto de la Bunyola, que son desde 2011 Patrimonio Inmaterial de la Unesco y que tienen como telón de fondo la espectacular sierra Tramuntana, sin duda el enclave rural mallorquín preferido por los monarcas para sus 'agroposados'.

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Los cuatro ilustres visitantes fueron recibidos por la familia Zaforteza, propietarios de la finca desde 1700, y durante su recorrido pudieron contemplar entre otras curiosidades históricas la cama en la que durmió la reina Isabel II de España en 1860. El Rey, vestido con pantalón blanco y una camisa de lino en tono azul 'degradé', destacó lo «precioso» que era el enclave.

La Reina, con melena suelta en la que destacaba un mechón de canas, eligió un escotado vestido veraniego en color fucsia de tirantes y las mismas espardeñas ibicencas de otros años. Sus hijas lucieron vestidos de media manga, verde el de Leonor, estampado el de Sofía, y alpargatas de cuña que las hacía más altas que su madre. Durante su recorrido, la Familia Real posó en diferentes enclaves de manera relajada y cómplice.

Los Monarcas eligen como escenario para el inicio oficial de sus vacaciones un huerto Patrimonio Inmaterial de la Unesco

El posado vespertino remató una jornada intensa que había comenzado por la mañana con la llegada del Rey al club Náutico para ponerse al timón de su barco.Tres tripulantes menos y un montón de 'michelines' fuera.. En total unos 300 kilos. Eso es lo que ha 'adelgazado' este año el Aifos, el velero TP-52 de la Armada Española con el que el rey Felipe compite desde este lunes en la bahía de Palma dentro de la 41 edición de la Copa del Rey Mapfre de vela.

La intención es optimizarlo y hacerlo más competitivo. Quizás porque como dijo Emerico Fuster, presidente del Real Club Náutico de Palma. «Este año al Rey le toca ganar la Copa». Un trofeo que todavía no ha alzado.

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La pregunta era: ¿Pero realmente el monarca tiene un barco como para aspirar al triunfo? La respuesta es que este año sí. «Al menos, para hacer podio», matiza Alejandro Varela, director de comunicación de una regata que en esta edición cuenta con 100 barcos, 1.500 regatistas de 17 países y ocho categorías, una de ellas femenina.

Don Felipe, dispuesto a batierse el cobre en el mar al timón del velero de la Armada Española

La nota curiosa es que tres de esos barcos sufrieron la «interactuación» (en lenguaje ecologista) de una pandilla de orcas cuando navegaban hacia Mallorca. Las ganas de jugar de estos inquietos cetáceos ocasionaron la rotura del timón del velero Kapote, del Puerto de Santa María, que a la altura de Estepona tuvo que pedir socorro a Salvamento Marítimo. En la regata de Palma no se espera este tipo de incidentes, «porque por suerte las orcas no entran en las bahías, actúan en mar abierto», apunta Varela.

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Batirse el cobre

Con la misma ambición de siempre, pero con más determinación que nunca, don Felipe está dispuesto a batirse el cobre en el mar contra sus otros 15 oponentes de la clase Majorica ORC1, de aquí al 5 de agosto. Para ello, comenzó a probar el Aifos ya el viernes, la víspera de los entrenamientos oficiales, y se espera que este año salga a regatear cada día.

De momento en la primera jornada quedó cuarto, a 2,5 puntos del podio. Por su parte, el domingo por la noche, la Reina ofreció su primera imagen veraniega presidiendo la clausura del Atlàntida Film Fest de Palma, donde entregó un trofeo a la actriz franco-suiza Irène Jacob.

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Instalada ya al completo en el palacio de Marivent, la Familia Real llega a una isla que no sufre el desbordamiento turístico registrado el año pasado en plena fiebre vacacional postpandémica. «Mallorca tiene este verano una ocupación en torno a un cinco por ciento menor de lo habitual», reconoce Toni Ferrer, director general del prestigioso cinco estrellas GPRO Valparaíso Palace.

Turismo de calidad

A la vez, la isla está dando paso a un nuevo turismo de calidad, más elitista y selecto... Menos famosos de posado playero y más multimillonarios con ganas de recluirse en algún privilegiado enclave interior.

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«Nos estamos convirtiendo en el nuevo Mónaco», sostiene el relaciones públicas Tommy Ferragut, un referente de la vida social palmesana. «La diferencia -matiza- es que aquí se trata de un lujo discreto, sin ostentación, la idiosincrasia mallorquina de toda la vida».

El discretísimo paso de Miguel Bosé por la isla sirve para ilustrar a la perfección esta nueva tendencia. Dedicado a leer, a cocinar y a jugar con sus hijos, Bosé ha disfrutado durante unos días de un sosegado retiro en el agro mallorquín.

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En la misma línea, Ana Obregón, otrora icono del verano loco balear con sus estridentes posados en bikini, busca ahora el sosiego y el anonimato ejerciendo de entregada abuela en su chalet de la Costa de los Pinos...

Queda por ver si el posado de este lunes va a dar paso a más encuentros de la Familia Real con la prensa o si por el contrario ellos también se van dejar arrastrar por esa nueva tendencia a la invisibilidad que se ha instalado en la isla.

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