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Nasser Al-Attiyah (derecha) y su copiloto, Mathieu Baumel, celebran la conquista del Dakar. Afp
Nasser Al-Attiyah, o cómo usar el 'catenaccio' en el desierto
Dakar

Nasser Al-Attiyah, o cómo usar el 'catenaccio' en el desierto

El catarí conquistó su quinto Dakar, posiblemente uno de los más fáciles de su carrera, sin atacar lo más mínimo desde la primera semana

David Sánchez de castro

Domingo, 15 de enero 2023, 11:22

No se puede decir que Nasser Al-Attiyah sea una gran sorpresa como ganador del Dakar 2023. El catarí llegaba como vigente defensor del título, pero a diferencia de lo ocurrido en 2022 apenas tuvo más rival que sí mismo.

La eliminación de Loeb, Peterhansel ... y Sainz por este orden solo hizo patente que ante Al-Attiyah no se puede fallar. A él solo le ha hecho falta atacar una o dos veces en cada edición del raid que ha ganado y apostar por la actitud defensiva a partir de entonces. Desde el día de descanso, incluso un poco antes, el príncipe catarí apenas tuvo que sudar. Loeb fue el único que le puso las cosas complicadas, pero muy en la distancia. Los problemas del Hunter en las primeras jornadas fueron lastres demasiado pesados para asumir que la remontada era posible. Y no se puede negar que lo intentara hasta los últimos kilómetros de este raid. El nonacampeón del mundo cierra su participación confirmando que el BRX no es un invitado al raid (cada vez menos) más duro del mundo para darle color y que él, tarde o temprano, conquistará el desierto.

Con varios goles a favor en el marcador, Al-Attiyah solo tuvo que apostar por la defensa. Ni medio riesgo ha corrido en una segunda semana en la que la organización del Dakar ha quedado retratada, dado que tampoco han mostrado un recorrido propicio para ver grandes cambios. El desierto de arena más grande del mundo, el temido pero decepcionante 'cuarto vacío', no supuso el punto de ruptura que esperaban. Falta valentía en el ASO y en la FIA, que no quiere que su flamante campeonato del mundo de cross-country quede empañado por el peligro que siempre acompañó a esta prueba de inicios de año.

En estos mares calmados, Al-Attiyah se mueve a las mil maravillas. Siempre ha demostrado que es capaz de ser temible sin enseñar los dientes y ha hecho hincar la rodilla a muchos tras él. Carlos Sainz le colocaba como el rival a batir, pese a compartir equipo con Stéphane Peterhansel, que mira con cierto recelo los cinco trofeos Touareg que ya lucen en el palmarés del catarí.

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Su carrera deportiva siempre ha sido así. Saber estar en el momento adecuado, esperando a que otros fallen, no es sencillo. Y menos cuando hay tiburones como los citados dispuestos a esperar a que el error lo cometa quien casi nunca lo hace.

No se puede entender este nuevo éxito de Al-Attiyah sin entender la estructura que va detrás. Toyota ha sabido resistir un año más como el equipo de referencia, mientras Audi se desinflaba con los serios problemas de suspensiones que acabaron lastrando de manera definitiva a sus hombres fuertes. La entrada del 'balance de prestaciones', una suerte de igualación obligatoria de rendimiento para evitar grandes diferencias entre los coches, iba a ayudar a los de los cuatro aros a presentarle batalla a Al-Attiyah, pero la mecánica no dio tiempo a que el catarí desplegara sus armas políticas, tan o más relevantes que las de pilotaje.

Una dupla letal

La gran duda estriba en hasta dónde podrá llegar. Al-Attiyah y Mathieu Baumel, su copiloto de muchos quilates, forman una dupla letal. Pocos dudan de que será el gran favorito a reeditar el título de campeón del mundo de rally cross, pese a la presencia en el campeonato de Loeb, que se va de este Dakar con el sabor amargo de quien nada para morir en la orilla.

El resumen de cómo ha sido para Al-Attiyah este Dakar lo hizo él mismo de manera muy explícita, y con su habitual 'venta de burra'. Mientras que es evidente que en esta edición no ha tenido que sufrir como en otras, él asegura que ha sido uno de los más complejos que ha afrontado. Una victoria sin sufrimiento vale lo mismo que una en el último instante, como pasó en la categoría de motos, pero el relato queda mucho peor.

«Ha sido un Dakar difícil para todo el mundo y es una locura haber podido defender el título. Estoy feliz de haber ganado por quinta vez, la cuarta para Mathieu. Respeto al máximo a Ari (Vatanen, al que supera), siempre ha sido mi ídolo. Yo siempre quiero ganar más, ahora me toca defender el título de campeón del mundo. No hemos tenido que atacar a lo loco. Hemos conseguido terminar la segunda semana y hemos ganado el Dakar al final, que es lo importante», afirmó, exultante y con la bandera de Catar ondeando, otra vez, en lo más alto.

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