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Jesús Gutiérrez
Barcelona
Domingo, 17 de noviembre 2024, 13:46
El 17 de noviembre de 2024 ya es un día para la historia del motociclismo español, que recuperó el trono de la clase reina cuatro años después. El responsable de la gesta, un piloto nacido en San Sebastián de los Reyes hace 26 años y que se crio escuchando desde su habitación a las motos rodar. Jorge Martín Almoguera, hijo de Ángel y Susana, es el nuevo rey de las dos ruedas y el piloto más rápido del planeta. En definitiva, el campeón del mundo de MotoGP.
El madrileño tuvo que sudar para conseguirlo, porque enfrente ha tenido al mejor subcampeón de la historia, Pecco Bagnaia, capaz de ganar once carreras de domingo en un solo año y quedarse a solo 10 puntos de revalidar el título de MotoGP por tercera vez consecutiva. El italiano cumplió con su misión en un fin de semana casi perfecto para él, con pole y doblete de victorias el sábado y el domingo, pero que no fueron suficientes para derribar a un piloto como Jorge Martín, que hizo honor a su apoco de Martinator y se convirtió en un ciborg enviado a través del tiempo y que desde este domingo ya es inmortal. No solo porque pone su nombre en la Torre de Campeones, el icónico trofeo del campeonato, sino porque lo ha ganado desde una escudería satélite, algo que nunca había sucedido en la era de MotoGP y que no se veía desde los tiempos del Mundial de 500 cc.
«No he tenido un camino fácil, porque todos sabéis de dónde vengo. Mis padres han peleado mucho para que yo pudiese cumplir mi sueño y era este: ser campeón del mundo de MotoGP. Lo hemos conseguido. Pero eso me ha hecho ser más fuerte, eso me ha hecho estar aquí hoy. Seguramente, si no lo hubiese tenido complicado, quizá me hubiese rendido antes. Espero que me quede mucho. Quiero disfrutarlo. Cuando gané en 2018, ya pensaba en lo siguiente. Ahora, ya lo he conseguido, he conseguido el sueño de mi vida. Podría parar mañana, que sería ya la persona más feliz del mundo. Queda mucho, espero que haya Martinator para rato», contaba el piloto madrileño recién coronado campeón en Montmeló.
Lo que más preocupaba a Jorge Martín era la salida y esas primeras curvas donde siempre reina el caos. Como casi siempre, el español partió como un cohete cuando se apagó el semáforo y desde la cuarta posición en parrilla se colocó segundo en la primera frenada, solo por detrás de Bagnaia. Fue una salida limpia, sin toques, y en la que el madrileño ya daba por hecho buena parte del trabajo, aunque tenía todavía por delante 24 interminables vueltas.
Bagnaia volvió a demostrar que él había ido a Barcelona a competir, no a especular, e hizo su carrera desde la primera vuelta, sin pensar en ralentizar o generar caos por detrás para tratar de poner nervioso a su rival. En el inicio de la segunda vuelta Márquez rebasó a Martín en la frenada de la recta de meta, en un adelantamiento de seguridad del de Cervera, y al que tampoco opuso resistencia el madrileño. Sería el único cambio de posición en lo que quedaba de carrera de Martín, que rodó tercero hasta la línea de meta.
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El madrileño pudo rodar relativamente tranquilo en esa tercera posición gracias al trabajo de su buen amigo Aleix Espargaró, que se había situado cuarto en la salida y peleó esa posición con uñas y dientes. El catalán fue el mejor escudero posible, haciendo de guardaespaldas ante los intentos de adelantamiento de Pedro Acosta primero y, sobre todo, de Enea Bastianini después. En los últimos compases también contuvo a un crecido Álex Márquez, que fue ganando posiciones pero que se encontró el tapón de Espargaró, al que solo pudo superar a dos vueltas del final.
Por delante, Bagnaia celebró su undécima victoria del año, quizás la más amarga de toda la temporada. Segundo terminó Márquez, que gracias a ese resultado y la séptima posición final de Bastianini, le adelantó en la general y terminó tercero en el campeonato, en su carrera de despedida con su 'familia' del Gresini Racing. Y en tercera posición entró un Jorge Martín eufórico, que celebró en la vuelta de honor el título de MotoGP, vestido de Martinator y con el 1 en el carenado que la próxima temporada se llevará a Aprilia, su moto de 2025.
«He llorado muchísimo. En la última vuelta, se me han empezado a caer lágrimas. Aún me queda por llorar, me queda un día largo. Estoy muy feliz. He ganado al mejor Pecco y a un gran Marc. Era algo con lo que hubiese vivido toda la vida y ya lo he logrado. He cumplido un sueño», insistía Jorge Martín. El sueño de un niño que desde su habitación oía las motos correr en el Jarama.
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