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Carlos Nieto
Enviado especial. Augusta (Georgia)
Sábado, 13 de abril 2024, 02:09
Coqueteó con el infierno, pero se salvó de la quema. Jon Rahm ya ofreció muchas dudas en la primera jornada del Masters y este viernes, en la continuación del famoso torneo de Augusta, la incertidumbre en su juego se multiplicó. Una concatenación de errores lapidó ... las opciones del vizcaíno de pelear por revalidar la chaqueta verde y a punto estuvo de mandarle para casa a las primeras de cambio. Arrancó el día con el +1 en su tarjeta del jueves y llegó a estar virtualmente fuera del corte al cometer un doble bogey en el hoyo 14.
Incómodo, tocaba resetear y regalar un precioso putt desde cuatro metros y medio para firmar el primer birdie del día. Consciente de que aún existía peligro, 'Rahmbo' sacó a relucir su repertorio y embocó de nuevo, esta vez desde la friolera de quince metros. Respiraba. Se escaparon muchos putts, algunos por un palmo, y con ellos las posibilidades de ascender en una clasificación que, a priori, ya solo puede maquillar para irse con buen sabor de boca de Augusta mañana. Y es que el de Barrika se encuentra a diez golpes (+4 frente a -6) del trío de cabeza formado por Max Homa, Bryson DeChambeau –líder el jueves– y el gran favorito al título, Scottie Scheffler.
Defending champion Jon Rahm birdies No. 16 to remain within the projected cut line. #themasters pic.twitter.com/rEwkn4WqGk
— The Masters (@TheMasters) April 12, 2024
No estuvo nada cómodo Rahm en una nueva jornada en la que el viento amargó su existencia. Si el lento juego de su colega de partido, Nick Dunlap, ya se encargaba de ralentizar el día, las polvaredas que a veces provocaban las rachas en el bunker obligaban al defensor del título a esperar más de la cuenta a la hora de puttear. Más presión. Los caprichos del dios Eolo evitaron el birdie en el primer hoyo y provocó el primero de los tres bogeys (más un doble bogey) del día. Fue en la tercera bandera cuando un putt se perdió, salió incluso del green y rodó colina abajo. Tocaba remar.
Dos muy buenos putts en el cuarto y el quinto le volvían a dar ánimos al vizcaíno para la difícil misión de la remontada, que se empezó a venir abajo al fallar en el sexto. El trío completado por el británico Matt Fitzpatrick seguía su curso y Rahm no conseguía recortar. Un par, otro, dos que bien pudieron ser birdies... Hasta que llegó el temido Amen Corner, el triángulo de las Bermudas de Augusta, y de nuevo erró. Su tarjeta entonces llegaba al +4. Alerta.
Salió vivo y entonces en el 14 tocó fondo. Doble bogey y un momentáneo +6 que le dejaba virtualmente fuera del corte, destino final de su compatriota Sergio García (+7). La debacle del alicantino no entraba en las quinielas tras su buen inicio de año en el LIV, donde ha rozado dos títulos y rendido a un grato nivel.
The weekend will be well earned. #themasters pic.twitter.com/2oul3YVPiH
— The Masters (@TheMasters) April 12, 2024
La virgen se le apareció a José María Olazabal (+6) al bajar un golpe el corte y tras un gran día después del mal estreno estará entre los mejores tres años después. Por su parte, a Rahm se le aparecía el fantasma del campeón español. Ese que se asoma el año siguiente de vestir la chaqueta verde y que dice que solo una vez el defensor del título consiguió pasar el corte. Lo hizo Olazabal en 1995 antes de naufragar en 2000, le pasó antes a Seve en el 81 y el 84 y lo repitió García en 2018. Miedo.
Entonces emergió el Rahm de las mejores ocasiones. Recordando a su versión de hace solo doce meses, regaló dos putts de altura para recortar dos golpes en una tarjeta que hasta el momento iba camino de igualar su peor ronda en la historia del Masters, los 77 golpes que completó el sábado en 2022, cuando finalizó empatado en el puesto 27. Respiraba el ganador de dos 'majors', categoría en la que tiene la mejor racha en activo pasando en corte, con esta 18 veces seguidas, desde el PGA de 2019.
Se llegaba finalmente a los temidos hoyos finales, esos que no conceden margen para el error. Y Rahm volvió a regalar un bogey más que evitable para situarse al borde del precipicio. Entonces el corte bajó un golpe. Ya estaba salvado, al menos otra jornada.
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