Ramos Marcos, el adiós de un pionero que elevó a otra dimensión la figura del árbitro

Se ha ido uno de los personajes del fútbol salmantino de las últimas décadas. Los árbitros no suelen acaparar portadas ni la atención de los medios pero Joaquín Ramos Marcos fue un pionero elevando el papel de los colegiados hasta una figura trascendente en los medios de comunicación. Fue, sin duda, un pionero.

Este pasado fin de semana fallecía este salmantino a la edad de los 78 años -nació el 23 de marzo de 1946-, al que todavía se le recuerda dando patadas a un balón para la calle Placentinos de la capital salmantina en su etapa de niño. «Jugó varios años en equipos de barrio hasta que dio el paso hacia el arbitraje tras una lesión. Era muy rígido en el campo, no se casaba con nadie, tenía un carácter muy fuerte», recuerda el veterano periodista salmantino González Mediero, que apunta otra anécdota en época de los famosos maletines que refuerza la fuerte personalidad de Ramos Marcos. «Me contó años después que hubo un supuesto representante de un equipo de Primera que le visitó para tentarle antes de un partido, con un millón de pesetas creo recordar, pero lo rechazó. Terminó ganando el partido el otro equipo».

Nacido en Salamanca en 1946, la imagen física de cara al exterior de Ramos Marcos -con la lógica madurez del paso del tiempo- apenas varió durante sus años de éxito con el silbato o en los medios de comunicación: alto, fuerte, calvo, bigote, de carácter vigoroso y con el negro como vestimenta casi oficial prolongando así a la vida cotidiana el color del traje que vestían en su época los que dirigían los partidos. Personalidad no le faltaba.

Lo cierto es jugó al fútbol hasta los 19 años y de ahí se marchó a Tercera División al CD Peñaranda. Pero una grave lesión cortó su carrera como futbolista, lo que le llevó al mundo arbitral con 21 años. Corría por entonces el año 1968.

De sus números destacan sus más de 250 encuentros entre Primera, Segunda, Segunda B, Copa de España, Copa de Europa -actual Champions- y Copa de la UEFA. Llegó a Primera División en la 79-80 y en la máxima categoría estuvo hasta la 92-93. Fueron 151 encuentros en la elite. Recibió dos veces el Trofeo Guruceta al mejor árbitro de la Liga Española en las temporadas 1988-89 y 1989-90. En la Liga española llegó a pitar 33 encuentros al FC Barcelona, 30 al Real Madrid, 27 al Atlético de Madrid o 26 al Athletic Club, entre otros.

Desde 1986, y hasta 1991, fue árbitro internacional FIFA, dirigiendo partidos en la Copa de Europa y de la Copa de la UEFA. En la 86-87 pitó su único partido de la Copa de Europa: fue en Portugal, la ida de los Dieciseisavos de final un 17 de septiembre de 1986 entre el Porto y el Rabat Ajax que acabó con 9-0 para los locales. En la Copa de la UEFA fueron cinco repartidos cuarto campañas: un Vitória de Guimarães-Beveren (1-0), un Crvena Zvezda-Galatasaray (2-0), un Bayer Leverkusen-Brøndby (0-0), un Germinal Ekeren-Celtic (1-1) y un Rot-Weiß Erfurt- Ajax (1-2).

Dirigió también tres finales de la Copa del Rey, dos de forma consecutiva los años 1987 y 1988, y la última en 1991 con Club Atlético de Madrid y RCD Mallorca como protagonistas. Recibió el Trofeo Guruceta al mejor árbitro de la Liga en las campañas 1988-89 y 1989-90.

Terminó su carrera en la 92-93 y se quiso despedir en Atocha, el antiguo campo de la Real Sociedad. Fue ante el Sevilla, el Sevilla ni más ni menos que de Maradona en el campo o Simeone -actual entrenador del Atlético de Madrid- y de Carlos Bilardo en el banquillo. Fue un 12 de diciembre de 1992. «Plaza me preguntó en qué campo quería despedirme. Y yo no tuve ninguna duda. Le dije que en Atocha y el me preguntó por qué, habiendo otros campos más grandes como el Bernabéu o el Camp Nou. Y le dije porque era un campo histórico que estaba viviendo su última temporada». Son palabras del propio Ramos Marcos recogidas por el Diario Vasco.

Pero sin duda, si Joaquín ya era famoso por su labor arbitral, el salto a los medios de comunicación lo catapultó hasta límites insospechados para un colegiado. Fue un pionero en ese sentido porque a partir de él, muchos trencillas retirados fueron ocupando puesto de diferentes programas y medios para dar sus respectivas visiones de la labor colegial.

Arrancó en la Cadena Ser: Paco González, ahora en Cope reveló ayer que fue quien lo fichó para las retransmisiones deportivas. Además Juanma Castaño (Cope) recordó este domingo que como antes la gran mayoría de los encuentros no se televisaban, las imágenes de los choques iban llegando a Canal+ para su posterior emisión y era Ramos Marcos el primero en tener una visión real en vídeo de las polémicas de la jornada, por lo que la opinión del trencilla tenía un gran peso para las aficiones futbolísticas en las tardes de los domingos de cara a la interpretación final de cada jornada futbolística.

Y a partir de ahí su recorrido mediático ya fue imparable con El día después de Canal +, donde su mítica sección de 'Lo que el ojo no ve', junto al también ya fallecido Michael Robinson, hacía las delicias de los televidentes en un programa deportivo rompedor que marcó tendencia. Luego llegaron El tercer tiempo de Canal+, Punto Pelota de Intereconomía y El Chiringuito de Jugones.

Su fuerte personalidad le llevó a tener fuertes discusiones con varios colaboradores de los diferentes programas

También fue pionero entre los colegiados publicando libros contando anécdotas de su larga carrera deportiva. Así, se pueden encontrar títulos como 'La ley del fútbol. El árbitro en casa' o 'En diagonal. Memorias de un árbitro', libros en los que Ramos Marcos relató sus vivencias en el mundo del arbitraje.

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