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Iván Orio
Enviado especial. Doha
Martes, 6 de diciembre 2022, 20:49
Había declarado Luis Enrique la víspera de los octavos ante Marruecos que la suerte de los penaltis ha dejado de ser una lotería, que quien entrena los lanzamientos tiene más posibilidades de golpear mejor a la pelota. Otro asunto, añadió, es la forma en la ... que cada futbolista maneje la tensión del momento. Dijo además que en una de las concentraciones en Las Rozas puso deberes a sus jugadores de cara a una posible tanda en el Mundial: que lanzaran al menos mil penas máximas antes de aterrizar en Doha. Visto lo sucedido este martes, o los alumnos no han hecho caso al profesor o los nervios les atenazaron desde los siete metros. O ambas cosas a la vez.
El ejercicio futbolístico ante los norteafricanos había sido frustrante, pero quedaba la bola extra desde el punto fatídico. En Rusia la moneda salió cruz ante los anfitriones y en la Eurocopa salió cara en los cuartos ante Suiza y cruz en semifinales ante Italia. Lo de Qatar en los penaltis convirtió la depresión en severa. El destino extendió su larga sombra sobre La Roja desde el primer lanzamiento.
Sarabia había salido en los minutos finales de la prórroga por Nico Williams con la cabeza ya en la tanda. El del PSG que había estrellado un balón al poste en el descuento y volvió a hacerlo en su pena máxima. Después Soler y Busquets le pusieron las cosas muy fáciles a Bono. Tres penaltis, tres fallos. Unai Simón detuvo uno, pero no sirvió de nada. Siniestro total de España.
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