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daniel panero
Domingo, 16 de octubre 2022, 20:31
El Real Madrid se impuso al Barcelona en un partido en el que el vigente campeón de Liga y de Europa demostró todas las virtudes que han caracterizado al equipo de Carlo Ancelotti en los últimos meses. El técnico italiano ha construido un grupo que ... prácticamente nunca se desordena y que golpea como un peso pesado. Esa fue la primera de las cuatro claves que desnivelaron un clásico de claro color blanco.
Un Madrid letal
El gol es lo más difícil en el mundo del fútbol y eso lo tiene el Madrid instalado de nacimiento en su software. El Real Madrid es un equipo que puede jugar mejor o peor, pero que castiga como nadie en el Viejo Continente. Así fue la temporada pasada, así es en lo que va de curso y así fue también en el clásico. El conjunto dirigido por Ancelotti apena sumaba tres disparos cuando ya ganaba 2-0 gracias a los tantos de Benzema y Fede Valverde. Una pegada de equipo campeón que a día de hoy, pese a la llegada de Robert Lewandowski, aún no tiene su eterno rival.
Y es que los dos goles que abrieron de par en par las puertas de la victoria al Real Madrid ocurrieron cuando el Barcelona mejor estaba. El equipo de Xavi Hernández tuvo su momento en la primera mitad, pero Lewandowski, Dembélé, Raphinha y Pedri no consiguieron batir a Lunin y ahí se empezó torcer para los azulgranas una historia, la de un encuentro que en apenas un instante terminó sonriendo a los locales.
Los «errores» que no quería Xavi
«Los errores nos han pasado factura, hay que minimizarlos», dijo una y otra vez Xavi tras el partido ante el Inter de Milán. Solo cuatro días después, esa realidad volvió a azotar a los culés en el Santiago Bernabéu. En el primer tanto Sergi Roberto perdió de vista a Vinicius en un contragolpe y el brasileño le ganó la espalda en la jugada que acabó en gol de Benzema, mientras que en el segundo tanto la jugada empezó tras un balón que peinó Eric García hacia atrás para descolocar a toda la zaga e iniciar un nuevo ataque de los blancos fatídico para los intereses blaugranas.
Un Barcelona espeso
Desde el primer minuto se pudo ver a un Barcelona que no estaba cómodo en el partido. Ni siquiera el balón, ese arma con la que los azulgrana encuentran siempre el camino, fue capaz de hacer que el duelo fuese por el cauce que quería Xavi. Los culés no supieron saltar la presión adelantada que Ancelotti planteó de inicio, con Kroos sobre Frenkie de Jong, Modric sobre Busquets y Tchouaméni encima de Pedri. Y cuando los azulgranas lograron se perdieron en un ataque posicional para el que en esta ocasión no había soluciones. Dembélé estuvo ausente en ambos costados y Raphinha naufragó ante las constantes ayudas de un Real Madrid que sabía que esa era una de las vías que debía tapar para ahogar a su rival.
Reacción tardía de los culés
Ancelotti dijo en la rueda de prensa previa al primer clásico de la temporada respecto al Barça que «no es lo más indicado tener un solo estilo» y dio en el clavo. Los culés jugaron con el guion habitual durante 60 minutos en los que perdieron el choque y no fue hasta ese momento cuando Xavi decidió agitar la coctelera con la entrada de Ferran Torres, Ansu Fati, Gavi y Jordi Alba. Fue demasiado tarde y ni siquiera el gol que recortó distancias de forma provisional fue capaz de evitar que los azulgranas certificaran una semana terrorífica con el KO en Champions y la pérdida del liderato en Liga ante el eterno rival.
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