Con el pase a semifinales de la Champions bien encaminado tras el 1-3 cosechado ante el Chelsea en Stamford Bridge, el Real Madrid retoma su quehacer en la Liga para afrontar otro partido trampa frente al Getafe. El conjunto de Carlo Ancelotti, que se ... reencuentra con el Santiago Bernabéu tras el bochorno del clásico y el domingo que viene tendrá que abordar una delicada salida al Ramón Sánchez Pizjuán, aspira a dar otro golpe de mano al campeonato doméstico amarrando los tres puntos contra uno de los tres rivales que han sido capaces de batirle esta temporada en el torneo de la regularidad.
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El cuadro azulón, que estrenó el año dando la campanada ante los blancos en el Coliseum Alfonso Pérez, comparece en el feudo de Chamartín con el objetivo de seguir sumando para certificar su permanencia en la élite y espera aprovechar el desgaste en Londres del líder de Primera para acabar con la racha de doce derrotas consecutivas a domicilio que acumula contra su poderoso vecino de la Comunidad de Madrid.
Combatir la posible bajada de tensión de una escuadra que volvió a disparar las endorfinas en su competición fetiche es una de las principales inquietudes de Ancelotti. «Dejando el aspecto físico, que creo que nos vamos a recuperar bien, el aspecto mental es mucho más complicado. Si tú no tienes que decir nada para preparar el partido sobre el perfil mental contra el Chelsea, que solo lo tienes que focalizar en la estrategia y el planteamiento, aquí tienes que empujar un poco más para dar a los jugadores la concentración y motivación que necesita este tipo de partidos. El Getafe es un rival que nos ha ganado en enero. Es obligatorio tenerle el respeto que merece», aseveró el técnico, que tiene muy presente aquel tropiezo en un soleado mediodía navideño.
Un error grueso de Militao, casi la única mácula hasta la fecha en la extraordinaria campaña que está completando el autoritario central brasileño, propició un gol tempranero de Enes Ünal que dejó sin respuesta a un equipo que venía de proclamarse campeón de invierno, pero que vio frenada en quince la serie de partidos sin hincar la rodilla que había encadenado entre todas las competiciones desde que el Espanyol le pusiese las primeras banderillas del curso a comienzos de octubre. Aquel fiasco en el Coliseum no volvió a repetirse, hasta que el Barça avasalló el Santiago Bernabéu dos jornadas atrás.
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La ajustada y polémica victoria de la semana pasada en Vigo permitió al líder mantener la renta respecto a su triunvirato de perseguidores, que presenta al Barça como figura más amenazante, dado que los azulgranas se guardan la bola extra del partido aplazado frente al Rayo. Pero Ancelotti es consciente de que resta lo más importante: rematar la faena. «Tenemos ventaja en la Liga y llegamos al tramo final en una posición muy buena. La tarta la hemos hecho, ahora tenemos que meter la guinda», recordó el de Reggiolo.
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La batalla de Stamford Bridge ha elevado la moral de la tropa, pero ha minado su salud. La rodilla de Militao dio el susto y Mendy acabó exhausto. El brasileño se ejercitó el viernes sin problemas, aunque Ancelotti no se la jugará con el francés, lo que dará espacio a Marcelo en el lateral zurdo. Con Jovic y Hazard en el dique seco, la conveniencia de administrar esfuerzos se traducirá en carrete para Lucas Vázquez y Rodrygo como refrescos en la banda derecha. Valverde y Camavinga darán aire a Modric y Kroos en la medular. No tendrá tregua, en cambio, Benzema y Vinicius, que se perdió el choque de la primera vuelta en el Coliseum a causa del coronavirus y cuyo desborde echó mucho de menos su equipo aquel día.
Contener al pletórico delantero lionés y al efervescente extremo brasileño serán dos de los principales propósitos del Getafe, que tiene un mal registro como visitante. El azulón es el único equipo de Primera que todavía no ha ganado ningún partido fuera de casa esta temporada y también es el que menos goles ha marcado lejos de su feudo: ocho. Pese a ello Quique Flores, que tiene las bajas de Arambarri y Janko por sanción, y de Mata por lesión, no pierde la esperanza de volver a dar la sorpresa. «Es un partido sin nada que perder», indicó el madrileño.
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El Real Madrid descuenta otra jornada con la renta intacta en su pelea por alcanzar la meta de la Liga con un título que acaricia ya con los dedos. Los blancos se impusieron sin apuros a un Getafe ordenado pero inofensivo con goles de Casemiro y Lucas Vázquez para seguir conteniendo el achuchón del Barça y la última intentona a la desesperada de un Sevilla al que el líder presentará sus respetos el próximo domingo en el Sánchez Pizjuán.
El equipo de Carlo Ancelotti ni siquiera tuvo que recurrir esta vez a la pegada de Benzema, que vio frenada su sensacional racha de siete partidos consecutivos viendo puerta, para embolsarse los tres puntos en un partido bastante plácido que permitió al técnico transalpino administrar esfuerzos y que pasará a la posteridad porque supuso el reencuentro de Bale con su parroquia dos años después.
Ancelotti confeccionó su once con un ojo puesto en el Chelsea. Alistó a Marcelo, que llevaba dos meses sin ser titular, para cubrir la ausencia por cansancio de Mendy, reformuló la banda derecha con la entrada de Lucas Vázquez y Rodrygo y sacrificó el toque y la experiencia de Modric y Kroos en beneficio de la energía y el músculo de Valverde y Camavinga.
Real Madrid
Courtois, Lucas Vázquez, Militao, Alaba (Nacho, min. 86), Marcelo, Casemiro (Ceballos, min. 74), Valverde, Camavinga, Rodrygo, Benzema (Bale, min. 74) y Vinicius (Asensio, min. 83).
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Getafe
David Soria, Damián, Djené, Mitrovic, Cuenca (Cabaco, min. 82), Olivera, Maksimovic (Okay, min. 86), Aleñá (Óscar Rodríguez, min. 46), Gonzalo Villar (Florentino, min. 74), Borja Mayoral (Sandro, min. 46) y Ünal.
Goles: 1-0: min. 38, Casemiro. 2-0: min. 67, Lucas Vázquez.
Árbitro: Soto Grado (Comité Riojano). Amonestó a Casemiro, Valverde, Olivera y Djené.
Incidencias: Partido de la 31ª jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu ante 50.740 espectadores.
El duelo ante el Getafe confrontaba al Real Madrid con un enigma que le cuesta descifrar: cómo descerrajar a contrincantes que se acantonan en su área. Quique Flores ha armado un bloque ulceroso que defiende con las filas prietas, bascula con mucho orden y ofrece pocas rendijas. El equipo de Ancelotti monopolizó el esférico durante la primera parte, pero tardó en encontrarle las cosquillas.
El encargado de reventar la línea Maginot fue Vinicius con una acción que ejemplifica su crecimiento a la hora de entender el juego. Donde en otro tiempo habría visto una oportunidad de buscar el uno contra uno o combinar con Marcelo, el carioca divisó esta vez un imaginativo centro con el exterior más propio de Modric que cazó Casemiro lanzándose en plancha para inaugurar con la testa su cuenta goleadora de la temporada.
El paulista aligeró la carga de su escuadra, pero a renglón seguido la metió en un embrollo de cuidado al ganarse una amarilla por protestar que le hará perderse la visita de la próxima semana al Sevilla porque cumplía ciclo. Se lo afeó Ancelotti con razón. Con lo que hay en juego, no hay justificación posible para semejante concesión impropia de un futbolista con tanta mili.
Obligado a remar a contracorriente, Quique Flores cambió piezas al paso por la caseta, pero mantuvo la disposición del tablero. El Getafe, que apenas se estiró en el primer acto, ganó presencia a balón parado con la entrada de Óscar Rodríguez y despliegue con la introducción de Sandro, pero siguió invitando al Real Madrid a buscarle en su cueva.
El marcador despojó a los blancos de urgencias y bajó las revoluciones del pleito, que incursionó en un ritmo cachazudo. Un disparo lejano de Valverde que se marchó cerca del palo en una acción de estrategia fue el alboroto más notable hasta que una pared entre Rodrygo y Lucas Vázquez permitió al gallego embocar a la tronera ante la pasividad de la zaga visitante, que le dejó rematar a placer.
Tuvo la oportunidad de sentenciar Militao con un remate franco de cabeza que malogró por un palmo antes de que Bale protagonizase el momento de la noche con su regreso al tapete del Santiago Bernabéu más de 25 meses después de aquel encuentro ante el Manchester City de mal recuerdo que representaba su última aparición sobre el rectángulo de juego del coliseo de La Castellana. Ancelotti aseguró que quiere despedirse bien del club, pero la parroquia local le recibió con una sonora pitada que vino a refrendar que el divorcio es absoluto, por más que también escuchase algún aplauso al final. Pesa mucho más en la siempre frágil memoria futbolística la desidia del galés en las últimas temporadas que las gloriosas páginas que escribió en una edad dorada de la que fue artífice destacado.
El Expreso de Cardiff apenas tuvo trascendencia en el juego frente a un Getafe que perdió su oportunidad de meterle algo de suspense al pulso en sus estertores cuando Ünal estrelló un disparo cruzado contra el palo. El Real Madrid ganó esta vez con pico y pala.
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