El Madrid salva el 'match ball' de El Sadar antes de la batalla de Anfield

Anotó el pajarito uruguayo tras asistencia de Vinicius, una pesadilla permanente para Moncayola pero peleado esta vez con el gol porque Sergio Herrera le ganó en tres mano a mano y le anularon una diana por un fuera de juego previo. Salvó un 'match ball' el equipo de Ancelotti en la difícil plaza pamplonesa y lo hizo, además, sin Kroos, Tchouaméni y Benzema. Gran mérito y portería a cero por octava vez en esta Liga.

Osasuna siempre fue un rival durísimo para los blancos en Pamplona, pero es que hace tiempo que con Jagoba Arrasate ha crecido de forma exponencial y no les tiene miedo. No solo es un equipo abnegado, que también, sino que intenta tocar, templar, mandar y arriesgar a partir de una zaga adelantada. Pese a la derrota, de todo punto admirable la propuesta rojilla. Por algo en la primera vuelta empató en el Bernabéu, acabó con una racha de seis victorias consecutivas del equipo de Ancelotti y le puso en bandeja el liderato al Barça.

El choque empezó a toda mecha, con transiciones rápidas y aproximaciones que permitieron pensar en un ida y vuelta formidable. Valverde le quitó un remate a Manu Sánchez, Budimir le robó un cabezazo franco a Lucas Torró y en el otro área Vinicius le comió la tostada a Moncayola, su sorprendente defensor, y no marcó porque Herrera le ganó el primer de los tres duelos de la noche. También Valverde dispuso de una buena ocasión, pero lanzó desviado tras un rechace. Hasta el descanso se lo tomaron con más calma. En realidad, a nadie le interesaba un ida y vuelta. Al Madrid para evitar agotarse después de tanta tralla de partidos sin apenas poder recuperar y a Osasuna porque en un duelo muy abierto suele vencer quien tiene mejores individualidades.

Evidenciaba varios problemas el Madrid, que perdió más balones que nunca en esta Liga en el primer acto y, a la par, Osasuna recuperó más que nunca en este campeonato. Echaba de menos el Madrid más movimiento sin balón, rapidez cuando lo poseía y desequilibrio de Rodrygo y Vinicius. De nuevo, el extremo brasileño estuvo en el foco. Primero por su excelente gesto en el calentamiento con un niño al que le regaló su sudadera y le firmó la camiseta, y luego porque se fue calentando durante el partido y tuvo broncas con rivales, sobre todo con Moi Gómez en el tramo final del primer acto. Amarilla para cada uno, bronca monumental desde la grada para el brasileño, amagos de tangana sobre el césped e intenso y largo diálogo de Ancelotti con Munuera Montero, el juez. Y sobre todo, destacó por su enorme partido, al que solo le faltó la guinda de marcar.

Aceleró el Madrid tras el descanso reparador. Y generó ya tres ocasiones en apenas diez minutos, mucho más que en todo el período inicial. Avisó Rodrygo antes de que a Vini se le anulase un gol por claro fuera de juego, ya que Alaba tardó en darle el balón. No valió pero la picadita de Vini sobre la salida del portero fue soberbia. Temblaba ya Osasuna, más cuando con un cambio de ritmo brutal Vinicius puso en evidencia otra vez a Moncayola, amenazado ya con una amarilla. Salvó el gol Herrera, siempre él.

Era ya otro partido, más inclinado hacia el ataque blanco, aunque Osasuna nunca rehuyó la batalla. Asustó Moi con un tiro raso desde la frontal que se estrelló en la base del poste de Courtois y luego Moncayola con otro tiro lejano que casi sorprende al belga. No dispone de gran profundidad de banquillo Carletto y tiró de Asensio, revulsivo clásico, en lugar de Ceballos, que no tuvo su mejor noche. Pasó Valverde al eje del centro del campo, dejando más campo libre a Modric. Y sorprendiendo precisamente por el centro, el charrúa abrió el duelo que abrochó Asensio tras una celebración interruptus de Vini. Hay Liga. Prometedores minutos del canterano Álvaro Rodríguez.