El final de la Liga 2021-22 arroja dos conclusiones rápidas, a vuelapluma: el Real Madrid ha sido el equipo hegemónico de este campeonato, que conquistó sin discusión, siendo líder en todas las jornadas excepto la segunda, y la jerarquía del fútbol español se consolida, ... con los siete mismos equipos europeos del curso 2020-21. El Madrid, el Barça, el Atlético y el Sevilla de nuevo en Champions, el Betis y la Real repiten en la Europa League y el Villarreal concluye séptimo, como el año pasado, aunque esta vez con billete para la Conference League.
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Tantos meses y 38 jornadas después, muchos de los nombres propios de esta Liga que ya es historia visten de blanco. El jugador de la temporada ha sido sin lugar a dudas Karim Benzema. Máximo goleador con diferencia mediante sus 27 dianas, el peso del delantero francés en el trigesimoquinto título liguero del Real Madrid trasciende lo meramente numérico. Ha sido el líder de un conjunto muy superior al resto, bien escoltado por la explosión de Vinicius, segunda pata del ataque de Carlo Ancelotti con 17 tantos, pero también por el magisterio de Modric, Kroos y Casemiro en un centro del campo incombustible, el liderazgo defensivo de Militao y Alaba, la nueva pareja de centrales de moda en la Liga, y por la absoluta seguridad de Thibaut Courtois, el mejor portero del mundo este curso.
En agosto, cuando ante el Alavés en Mendizorroza echó a andar el segundo proyecto de Caletto en el banquillo del Madrid, con Hazard y Bale en el once inicial, pocos podían imaginar que el conjunto blanco sería capaz de asegurar esa Liga que le faltaba al técnico italiano con una superioridad manifiesta. Tanto que incluso ha batido su récord particular en cuanto a ventaja de puntos sobre el subcampeón, trece unidades que superan la docena de 1961, 1963 y 1975, todas ellas bajo el criterio de dos puntos por victoria, eso sí.
El Barça se quedó finalmente con un segundo puesto que sabe a gloria a tenor de las condiciones en las que afrontaba este campeonato, después de las salidas de Messi y Griezmann y en los huesos a nivel financiero. Koeman ya iniciaba el curso tocado de muerte, después de que Laporta apostase por el héroe de Wembley solo ante la imposibilidad de convencer a otro entrenador, y duró lo que duró. La precipitada llegada de Xavi, que nunca se imaginó en semejante situación de necesidad, y los fichajes de invierno permitieron enderezar el rumbo. Tanto fue así que pese al batacazo histórico en Champions, que condenó al desierto de la Europa League, el Barça llegó incluso a soñar con pelear por la Liga después de la goleada a un Madrid relajado en el clásico del Santiago Bernabéu.
Fue un espejismo, pues el castillo de naipes azulgrana se vino abajo en un tramo final de campaña más que decepcionante. Solo 13 de los últimos 24 puntos en juego en Liga y el bochorno del KO en la Europa League, en un Camp Nou blanco por la masiva presencia de aficionados del Eintracht de Fráncfort, deslucieron la reacción de la mano de Xavi, que no obstante respiró aliviado con una segunda plaza que asegura la presencia en la próxima Supercopa de España y también esa clasificación para la Champions que tanto peligró por momentos. La presencia de talentos emergentes como Pedri, Ansu Fati o Araujo permite pensar en que llegarán tiempos mejores en Can Barça.
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Muy cerca del conjunto azulgrana se quedó el Atlético, en el podio por décima temporada consecutiva, algo impensable antes de la llegada de Simeone. Y eso que esta fue quizás la campaña más complicada para el Cholo en el banquillo colchonero. Se esperaba más del defensor del título pero la fragilidad defensiva a vueltas con el estilo, la caída de rendimiento de Luis Suárez o Marcos Llorente, decisivos en el título de la 2020-21, y el decepcionante regreso de Griezmann, al que las lesiones le han negado la continuidad necesaria para brillar como el líder que está llamado a ser en el Metropolitano, han impedido al Atlético pelear por revalidar la corona.
Tampoco pudo dar ese paso de estar en la zona noble a luchar por el título el Sevilla. Y eso que durante mucho tiempo pareció la única alternativa real al Madrid. El conjunto de Lopetegui se desinfló en el tramo final aunque su progresión le dio para repetir esa cuarta plaza que a priori le corresponde por capacidad económica y deportiva y que ya logró en las dos temporadas anteriores. La llegada de atacantes como Rafa Mir, Martial y el Tecatito Corona no terminó por ofrecer al Pizjuán ese plus de goles que parece faltarle al Sevilla para ser candidato a todo. De nuevo la fiabilidad del tridente defensivo formado por Diego Carlos, Koundé y Fernando se erigió en la pieza fundamental de un equipo lastrado por las lesiones pero que presume por primera vez en su centenaria historia de Trofeo Zamora, un galardón que se lleva Bono con 24 goles encajados en 31 partidos.
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También repiten en la Europa League el Betis y la Real Sociedad, dos de los proyectos deportivos más interesantes del fútbol español, capaces de hacer sombra a los transatlánticos de la Liga con un crecimiento sostenido y la apuesta por el fútbol de toque y calidad de dos entrenadores tan lejanos del mundanal ruido como exitosos: Manuel Pellegrini e Imanol Alguacil. Los Fekir, Canales, Merino o Silva son garantía de buen juego, como Emery de la solvencia y competitividad de un Villarreal que pese a centrar sus esfuerzos en una Champions en la que sorprendió a Europa, llegando hasta las semifinales, logró finalmente amarrar el séptimo puesto, el último que otorga billete continental, para la segunda edición de la Conference League.
Ya en zona media continúan asentados equipos con pedigrí pero a los que les sigue faltando un paso más para asaltar Europa, como el Athletic, el Valencia siempre en crisis institucional de Peter Lim o el Celta. También Osasuna, que guiado por Arrasate y la estabilidad ha cambiado el sufrimiento por la comodidad.
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Curiosamente, los tres ascendidos han prolongado su estancia entre los mejores. El Rayo de Iraola como una de las sorpresas positivas de la Liga, el Espanyol de más a menos a pesar de los goles de Raúl de Tomás y el Mallorca con agonía.
La Liga 2021-22 ha acabado suponiendo el descenso de tres equipos que a priori no partían en las quinielas como víctimas propiciatorias. Alavés, Levante y Granada se despiden de la máxima categoría tras seis, cinco y tres años, respectivamente.
El club nazarí regresa a la categoría de plata tras dos temporadas en la parte alta de la tabla. De la mano de Diego Martínez en Los Cármenes incluso dieron el salto al Viejo Continente por primera vez en su historia, con una eliminatoria de cuartos de final de la Europa League ante el Manchester United para la historia.
También el Levante vive la cara amarga del fútbol después de años de bonanza, con el hito de unas semifinales de la Copa del Rey en la campaña 2020-21 y sonadas victorias en los estadios más difíciles de la Liga, fabricadas por la calidad de Morales, Roger Martí o De Frutos.
El Alavés, que acumulaba el ciclo más longevo en Primera, soñó a lo grande con una final de Copa en 2017 aunque tras dos permanencias muy sufridas, a través de las reacciones lideradas por Abelardo y Calleja, ha acabado por confirmar su tendencia a la baja.
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