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Sellada su venganza ante el Chelsea en cuartos de final de la Champions con otra noche rebosante de épica en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid pisa el Etihad Stadium con renovados ánimos de revancha. Al rey de Europa todavía le escuece la eliminación a ... manos del Manchester City hace un par de temporadas en aquel cruce de octavos que comenzó en febrero, quedó interrumpido por el parón motivado por la pandemia y se reanudó en agosto para poner fin a la inmaculada racha de Zinedine Zidane en la máxima competición continental. Un par de errores de Varane terminaron por condenar en la vuelta a los blancos, que ya habían visto cómo el cuadro 'sky blue' les remontaba el gol de Isco en su feudo y se imponía con tantos de Gabriel Jesus y De Bruyne.
Cuatro años antes, el conjunto de Chamartín había librado otro doble asalto con las tropas mancunianas mucho más favorable para sus intereses. Entonces, con Zidane en el banquillo del hoy trece veces monarca del continente y Manuel Pellegrini al mando de las huestes 'citizens', el Real Madrid descerrajó las puertas de la final de Milán con un autogol de Fernando tras disparo de Bale en el coso de La Castellana que resolvió una disputa en la que ambos habían firmado tablas en el fortín celeste. Fue la antesala del choque que inauguró el último ciclo regio de los blancos en su competición fetiche.
Esa es una de las cuentas pendientes que tiene el Manchester City con su rival de este martes. La otra atañe a su técnico. Pep Guardiola, sempiterna némesis del madridismo, sufrió una de las mayores humillaciones de su carrera en 2014 cuando el Real Madrid vapuleó a su Bayern de Múnich en el Allianz Arena. Los dobletes de Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos fulminaron al coloso bávaro, al que Benzema ya había arañado en el Bernabéu, y consumaron la debacle del preparador de Santpedor ante los «atletas» de Carlo Ancelotti, por entonces camino de la 'décima' y al que se medirá por séptima vez en su trayectoria como entrenador con el desafío de inaugurar su casillero de victorias frente al transalpino en el torneo estrella.
Triunfador en once de los diecinueve enfrentamientos que ha mantenido con el Real Madrid y con el balance también en verde en los seis pulsos anteriores que le ha echado a Ancelotti, de los que se ha adjudicado cuatro, Guardiola tiene clavada esa espina en la Champions con el italiano que pretende sacarse para mantener vivo el sueño de conducir al Manchester City al pináculo del fútbol mundial.
La final contra el Chelsea del pasado curso marca el tope en la competición de un club que desde el aterrizaje del capital emiratí no ha reparado en gastos para derrocar el antiguo régimen. Con Guardiola al mando, disputó una vez la ronda de octavos y alcanzó en tres ocasiones la de cuartos, amén del citado litigio a la vera del trofeo más ansiado que tuvo por escenario Oporto. Un crecimiento constante, pero lento, para una escuadra que en ese lapso de tiempo ha conquistado tres veces la Premier League y lidera la carrera por el título este curso en una apretada pugna con el Liverpool. Falta el paso definitivo y para darlo tendrá que dejar en la cuneta al contrincante de mayor tronío que existe.
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Un factor que juega a favor del City es la experiencia en estas lides de Guardiola, cuyas nueve semifinales de Champions como técnico fijan una nueva plusmarca. El principal quebradero de cabeza para el catalán estaba en la defensa. Con Cancelo sancionado y Walker lesionado, el de Santpedor apuesta por Stones como secante de Vinicius. En el frente ofensivo, Gabriel Jesus, figura en el último emparejamiento con el Real Madrid y que viene de registrar un póker ante el Watford el pasado fin de semana, le gana la mano a Sterling en un tridente que completan Mahrez y Foden.
En el bando visitante también estuvieron pendientes de la enfermería hasta última hora. Mendy se ha recuperado a tiempo y volverá a cubrir el flanco zurdo de la zaga, en cuyo eje estará Alaba, también restablecido de su contractura. No llega a tiempo, en cambio, Casemiro. En ausencia del brasileño, Kroos ejercerá como boya, con Valverde y Modric como socios en la sala de máquinas. Arriba, Ancelotti premia el gran momento de Rodrygo, con Vinicius buscando el desequilibrio en la banda izquierda y Benzema optando a dar caza a Lewandowski como máximo realizador de la Champions para acercarse un poco más al Balón de Oro.
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