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«Quiero ser el mejor futbolista del mundo», decía con muchísima confianza Phil Walter Foden (Stockport, 2000) en una entrevista hace un par de años, cuando intentaba llevar su fútbol dinámico hasta la cima de un Manchester City repleto de estrellas. «Recuerda ese nombre, será ... bestial», avisaba Pep Guardiola pocos meses después de hacerse cargo del banquillo de los 'sky blues'. El periodista Martí Perarnau lo cuenta en su libro, 'Dios salve a Pep', en el que narra como el preparador de Santpedor le describe al creativo canterano inglés - autor de 21 goles y 10 asistencias en lo que va de curso - y al que el tiempo le ha terminado dando la razón. «Zurdo, blanquito de piel, delgado como una caña, con las piernas arqueadas, bajito, poca cosa; pero con un talento inmenso, protege el balón de lujo y tiene una gran visión de juego».
Esta temporada, el chico que pasaría por cualquier guiri más en la turística Magaluf con corte de pelo a máquina, es títularísimo y ha jugado prácticamente todo, ya sea de extremo, a banda cambiada, o de interior. Y va a exhibición por encuentro. La última con un hat-trick ante el Aston Villa que sirvió para la goleada (4-1) que les mantiene en la pelea con el Arsenal y el Liverpool. El canterano skyblue es el único jugador inglés que ha participado en más de 30 goles esta temporada sin lanzar un solo penalti.
Con Haaland en el banquillo, Foden ha hecho un hat trick contra el Aston Villa. Pueden tener muchos lesionados, pero la profundidad de banquillo es indiscutible. Ojo con confiarse o centrarse solo en Haaland.pic.twitter.com/SpEilZvqzY
— Madrid Sports (@MadridSports_) April 3, 2024
«Es el mejor de la Premier League. Tiene una ética de trabajo increíble, no importa la posición, no se queja. Para ser de clase mundial hay que ganar partidos, y lo está haciendo. Siempre ha marcado goles pero ahora gana partidos. Cuando haces eso, alcanzas otro nivel como jugador», dijo Guardiola sobre el inglés, que tuvo a David Silva como ídolo y selló su nombre en el Libro Guinness al ser el jugador más joven en ser titular en una Liga de Campeones con 17 años y ganar una Premier League. Un torneo del que se ausentó en la celebración por irse de pesca, su otra gran afición, junto a la de su progenitor, que le puso de apodo Rooney por su fanatismo con los Red Devils del Manchester United. Y eso que el jugador llegó a los seis años a la academia citizen, club con el que luce el 47 a la espalda en honor a su abuelo, que falleció a esa edad en un accidente de moto.
El de Stockport, localidad donde nació también Jude Bellingham, sigue quemando etapas, y si al principio de curso podía seguir siendo un proyecto de estrella, al finalizar la temporada habrá levantado la mano infinidad de veces para decir alto y claro que está en la élite del balompié mundial. Su próximo escaparate es la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, competición en la que lleva anotados cuatro tantos y repartidas tres asistencias. El jugador llega al templo blanco en el mejor momento de su carrera, y su equipo no conoce la derrota en los últimos 21 partidos de Champions y ha ganado sus últimos diez encuentros, lo que es ya la mejor racha de un equipo inglés en la historia de la competición.
«Es el único jugador que no puede venderse bajo ninguna circunstancia, el único. Ni siquiera por 500 millones de euros. Phil no va a ninguna parte porque Phil es el City», aseguró el técnico catalán sobre su pupilo, que cumple su séptima temporada en el club de los petrodólares, donde lleva ya 261 partidos oficiales.
El inglés es eléctrico y cambia las jugadas con su velocidad. Le encanta chutar, ya sea desde el flanco derecho del ataque o desde el lado izquierdo. Desborda por fuera, se asocia por dentro, es capaz de dar el último pase y encima ahora muchos de sus disparos terminan en gol. «Lo llamamos 'El Francotirador' desde 2017», dijo Kyle Walker sobre su polivalente y precoz compañero -padre a los 18 años - que se ha ido centrando, y mucho, desde que comenzara siendo un gamberro con algún que otro escándalo en las islas británicas.
Durante una concentración en 2020 con la selección inglesa en Reikiavik, el seleccionador Gareth Southgate lo mandó de vuelta a casa junto a su compañero Mason Greenwood - hoy jugador del Getafe - como castigo por citarse en el hotel con unas islandesas, rompiendo la burbuja en la que se encontraba el equipo, y violar los protocolos anticovid. Más tarde lo largaron de la costa griega de Corfú por una fuerte discusión con su esposa, y le abrió una cuenta de instagram a su hijo Ronnie, una estrella en las redes sociales con 3,6 millones de seguidores. El niño está de moda, y su padre también. Y no es para menos.
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