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El bueno es el de las medias bajadas. Seguro que no hay estadísticas de ello en ninguna de las múltiples páginas que afloran recogiendo datos de toda índole en el mundo del fútbol, pero es así desde tiempos inmemoriales. Hace falta ser talentoso y tener ... personalidad. No es postureo. Se trata de ser auténtico y diferente. Tener el desborde y atrevimiento que ahora parece estar en peligro de extinción. Khvicha Kvaratskhelia (Javicha Cuaratsjelia para que uno pueda pronunciarlo con normalidad) es un futbolista callejero que pertenece a ese club exclusivo en el que la entrada está vetada para la mayoría.
Su irrupción en la Serie A fue inmediata y en Europa ha desatado una catarata de elogios. Pocos vieron venir a este georgiano nacido en Tiflis hace 22 años cuando aterrizó en Nápoles como un desconocido y ahora es una de las sensaciones de la Champions tras clasificar con su equipo a cuartos de la competición. «Desde que llegué, estoy como en un sueño. Tengo que demostrar en cada partido que puedo hacer lo que prometí», cuenta en una entrevista con The New York Times el extremo del club partenopeo que llegó al equipo tras la marcha de Insigne procedente del Dinamo Batumi, donde llegó del Rubin Kazan tras el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Tanto en Italia como en Liga de Campeones juega como lo hacía en Rusia o Georgia, siendo descarado y habilidoso a más no poder desde el extremo izquierdo. Ahora le llaman 'Kvaradona' en la tierra donde Diego Armando Maradona logró el último 'Scudetto' para la ciudad del Vesubio, que se prepara para celebrar un título de Serie A más de tres décadas después de haberlo conseguido con el astro argentino. Allí se rinde pleitesía al georgiano, que porta el '77' a la espalda y que llegó de las orillas del Volga a Italia por solo 10 millones de euros. Las ofertas por el atacante ahora superan los 100 millones de euros. No se recuerda una revalorización más acelerada en los últimos tiempos.
La calidad técnica del jugador, su ojo para el gol y su habilidad para deslizarse entre los jugadores rivales con facilidad lo convierten en un jugador completo. Sus cifras esta temporada son tan buenas como su fútbol: En 29 partidos con el Nápoles lleva anotados 13 goles y ha dado 15 asistencias; 11 de ellos en la Serie A. El último llegó el fin de semana pasado ante el Atalanta, dejando en el suelo a tres rivales tras un cambio de ritmo genial y rematando con fuerza a la escuadra cambiada.
Stop that Kvaratskhelia. pic.twitter.com/TawcLE9lKL
— Stop That Football (@stopthatfooty) March 12, 2023
Al georgiano su capacidad para orientar a los defensas a su gusto le permite tener una visión amplia para elegir entre el desborde o el pase hacia alguno de sus compañeros. Porque a Khvicha lo que le gustan son las asistencias. En la ida contra el Eintracht Frankfurt regaló un sensacional pase de tacón para que Di Lorenzo marcara. «Mi primer amor fue Guti, del Real Madrid. Cuando jugaba con amigos en Tbilisi, mi ciudad, llevábamos camisetas blancas y escribí su nombre en la espalda», decía el jugador al Corriere dello Sport hace unos meses. Ahora sueña con llegar tan lejos en la máxima competición del Viejo Continente como su ídolo de siempre. El Nápoles es cosa seria y con el artista de apellido impronunciable tiene argumentos para desafiar a cualquiera.
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