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Mbappé observa abatido cómo los jugadores del Bayern celebran un gol en el Allianz Arena. Franck Fife (Afp)
Octavos | Vuelta

El PSG no levanta cabeza en Europa

El faraónico proyecto catarí consuma su segundo cataclismo consecutivo en octavos de la Champions, tras sucumbir también ante un Bayern de titanio en el Allianz Arena

Óscar Bellot

Madrid

Martes, 7 de marzo 2023

Solo son los octavos pero para el PSG el duelo de este miércoles en feudo del poderoso Bayern de Múnich, que ya se impuso por la mínima en el Parque de los Príncipes, es una final. Pese a la baja de larga duración de Neymar, ... pendiente de una operación de tobillo, se exige un golpe en la mesa en una cita cumbre Leo Messi y Kylian Mbappé, los mejores del mundo

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Ya eliminado de la Copa por el Marsella, si cae en Champions al PSG solo le quedaría el consuelo de conquistar su undécima Ligue 1, un título que no contentaría a los duelos cataríes del PSG, obsesionados con la Champions. No hacer la machada en el Allianz Arena y remontar el gol en París del francés Kingsley Coman, el azote del equipo en el que se formó y al que ya derrotó en la final de la Champions de 2020, supondría detenerse de nuevo en el primer cruce, como el curso pasado frente al Real Madrid.

No solo el futuro del PSG, el técnico Christophe Galtier y hasta la era Nasser Al-Khelaifi pasan por esta cita bávara sino seguramente también el de Mbappé, que vuelve a escuchar cantos de sirena desde Madrid. El astro parisino bromeó sobre el tema cuando se le preguntó sobre una eventual renovación más allá de 2024: «Si ligara mi futuro a la Liga de Campeones, sin faltar el respeto al club, me habría marchado muy lejos», lanzó riendo.

Sueña con conquistar la primera Champions para el PSG, lo que le daría seguramente más peso en la historia que si ganara ese trofeo en algún momento con el Real Madrid, que ya tiene catorce. Kyky tuvo su ocasión en esa final de 2020 ante los bávaros, pero llegó lesionado y no pudo ofrecer su mejor versión. Una espina que tiene atravesada. El año siguiente firmó un doblete enorme en Múnich que dio el pase a semifinales, donde el campeón galo fue superado por el Manchester City.

Achraf Hakimi, en el foco

En el punto de mira también de manera indirecta por las acusaciones de violación al hispano-marroquí Achraf Hakimi, incluido en la convocatoria para el partido, el PSG puede respirar su supera el reto. Después de encadenar tres derrotas seguidas, parece haber levantado el vuelo con tres éxitos consecutivos, cinco goles y dos asistencias de Mbappé y tres dianas y dos pases determinantes de Messi.

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El dúo que se midió en la final del Mundial de Catar, con éxito para los argentinos, parece en forma. Y como no hay mal que por bien no venga, parece que la baja de Neymar le ha dado algo más de consistencia defensiva a un equipo vulnerable pese a contar atrás con un Sergio Ramos en alza junto a Danilo Pereira y el capitán Marquinhos. «Damos demasiadas esperanzas a los rivales. No podemos tener ese comportamiento el miércoles», remarca Galtier, sabedor de que el

Bayern ha recuperado una buena versión, es líder en la Bundesliga y progresa en buena parte gracias al acierto de dos exjugadores del PSG. Coman ha marcado cinco goles y Choupo-Moting cuatro en los últimos siete partidos del Bayern. Asegura Mbappé que el PSG se ha recuperado y está «preparado para afrontar este desafío». La realidad, el miércoles.

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La Champions sigue siendo el purgatorio del PSG. Pese a lograr retener contra todo pronóstico a Kylian Mbappé el pasado verano, el faraónico proyecto catarí que comandan el astro de Bondy y Leo Messi volvió a estrellarse en octavos de final de la máxima competición continental por segunda temporada consecutiva, dejando contra las cuerdas a Christophe Galtier y cubriendo otra vez de interrogantes el futuro de unos galácticos que son incapaces de adueñarse del firmamento.

El Bayern de Múnich sometió al conjunto francés también en el Allianz Arena con un gol de Choupo-Moting y otro de Gnabry que sirvieron para que el cuadro de Julian Nagelsmann abrochase un cruce que se había puesto de cara el bando teutón tres semanas atrás en el Parque de los Príncipes. Lo maldición de los ex impuso de nuevo una ley tan inapelable como la de esos patricios que continúan rigiendo el Viejo Continente con puño de hierro frente al desafío, por ahora, estéril, de los clubes-Estado.

El gol en la ida de Coman concedía una pequeña renta al Bayern, que salió presionando muy arriba a un PSG consistente en la primera parte, pero que se diluyó en el segundo acto. La baja por lesión de Neymar le restaba calidad y desequilibrio, pero facilitaba esas labores de intendencia que suelen brillar por su ausencia cuando el conjunto de la ciudad de la luz fía todo a la descomunal pegada de sus delanteros.

Bayern de Múnich

Sommer, Stanisic, Upamecano, De Ligt, Davies, Goretzka, Kimmich, Coman (Gnabry, min. 86), Müller (Cancelo, min. 86), Musiala (Mané, min. 82) y Choupo-Moting (Sané, min. 68).

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PSG

Donnarumma, Danilo, Sergio Ramos, Marquinhos (Mukiele, min. 36; Bitshiabu, min. 46), Achraf Hakimi, Vitinha (Ekitike, min. 82), Verratti, Fabián Ruiz (Zaire-Emery, min. 76), Nuno Mendes (Bernat, min. 82), Messi y Mbappé.

  • Goles: 1-0: min. 61, Choupo-Moting. 2-0: min. 89, Gnabry.

  • Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Amonestó a Achraf Hakimi.

  • Incidencias: Partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el Allianz Arena.

Dicho escenario restó espacios de entrada al Bayern, que pese a ello propinó un par de zarpazos en la primera mitad mediante un disparo lejano de Goretzka que acunó Donnarumma y otro remate mucho más comprometido de Musiala que el arquero italiano desvió con apuros. Los bávaros defendían compactos y amenazaban a partir del colectivo como una orquesta bien afinada.

En el bando visitante, más dependiente de sus espectaculares solistas, el engranaje ofensivo se asemejaba a un carcaj, con Messi asumiendo el rol de arco y Mbappé desempeñando la condición de flecha. El rosarino bajaba a recibir en la divisioria, arrastraba oponentes y despejaba la pista para que Mbappé iniciase la maniobra de despegue con la potencia acostumbrada. Con todo, fue Vitinha el que gozó de la ocasión más clara después de que Achraf asomase al abismo a Sommer. De Ligt salvó bajo palos y la acción del neerlandés fue un punto de inflexión.

El PSG había sufrido un revés antes del descanso con la lesión de Marquinhos y regresó de vestuarios también sin su relevo de emergencia, Mukiele, lo que dejó a Sergio Ramos como comandante de una retaguardia remendada con Bitshiabu, un canterano que nació en 2005, cuando el camero pisaba ya fuerte en la élite y se disponía a fichar por el Real Madrid. Cosas de este fútbol que saca bollos cada vez más tiernos del horno mientras prolonga las giras de los viejos rockeros.

Hicieron mella los cambios en el PSG, que entregó el mando al Bayern y vio cómo el pase se le ponía definitivamente cuesta arriba. Goretzka robó a Verratti en zona minada y entregó a Choupo-Moting, que fusiló a placer.

Intentó reaccionar el PSG, que rozó el empate con un testarazo de Sergio Ramos al que replicó Sommer con una mano soberbia. No le quedaba más remedio al conjunto parisino que subir líneas, lo que le exponía a las contras del Bayern. Y en una de esas transiciones apareció Gnabry para mandar a las catacumbas a una escuadra a la que la Champions le viene demasiado grande. Arde París... de nuevo.

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