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Gudelj estrella contra el larguero el penalti que sentenció la Supercopa de Europa para el City. Alkis Konstantinidis (Reuters)
Gudelj deja con pena máxima al Sevilla
Supercopa de Europa

Gudelj deja con pena máxima al Sevilla

El Manchester City levanta en Atenas la primera Supercopa de Europa de su historia tras doblegar a un cuadro hispalense que remó para morir en la orilla

Óscar Bellot

Madrid

Miércoles, 16 de agosto 2023

Una agónica tanda de penaltis proporcionó al Manchester City la primera Supercopa de Europa de su historia y dejó por sexta ocasión consecutiva sin premio al Sevilla en el envite que mide a los campeones de las dos principales competiciones continentales. El cuadro de José ... Luis Mendilibar tuteó al equipo más poderoso del Viejo Continente y soñó con volver a reinar en un torneo que se le resiste desde que hace 17 años pasase por encima del gran Barça de Frank Rijkaard en Mónaco con goles de Renato, Kanouté y Maresca. Pero el disparo de Gudelj al larguero en el quinto lanzamiento de los andaluces desde el punto de castigo dejó con la miel en los labios al conjunto nervionense, que remó para morir en la orilla al término de un encuentro trepidante, impropio de las alturas del curso por la fiereza con la que se batieron ambos contendientes.

Diezmados por las bajas de Fernando, Nianzou y Marcao, en el caso del Sevilla, y de Bernardo Silva y De Bruyne, en el del City, ni Pep Guardiola ni Mendilibar se guardaron apenas cartas de entrada. El de Sampedor situó bajo palos a Ederson cuando se esperaba a Ortega, concedió galones a sus dos flamantes guerreros croatas, Gvardiol y Kovacic, y envidó con el Palmer en lugar de Julián Álvarez dentro de esa temible línea de surtidores de Haaland que deberá acostumbrarse a vivir durante muchos meses sin la varita mágica del pelirrojo más famoso que ha dado Bélgica desde Tintín. Mendi, por su parte, otorgó su confianza a Bono y Acuña, pese a los cantos de sirena que sitúan al cancerbero marroquí en el Al Hilal saudí de Neymar y al campeón del mundo con Argentina muy cerca del Aston Villa de Monchi y Unai Emery. El compromiso de ambos con la causa estaba fuera de toda duda, como puso de manifiesto lo visto sobre el tapete del Estadio Georgios Karaiskakis.

El City asumía su condición de favorito, pero el Sevilla logró meterle el miedo en el cuerpo a los mancunianos en un inicio vibrante marcado por la intensidad hispalense en la presión y las dudas de Akanji que precipitaron un par de aproximaciones venenosas del bloque de Mendilibar. Replicaron las huestes de Guardiola con un cabezazo endiablado de Ake al que respondió Bono con una parada soberbia, mas la escuadra andaluza había dejado sobradas muestras de que acudía a la cita con ánimo de rebeldía.

Manchester City

Ederson, Walker, Akanji, Gvardiol, Ake, Rodri, Kovacic, Foden, Palmer (Julián Álvarez, min. 85), Grealish y Haaland.

1

-

1

Sevilla

Bono, Navas (Montiel, min. 82), Badé, Gudelj, Acuña, Jordan, Rakitic, Óliver Torres (Juanlu, min. 74), Lamela (Suso, min. 92), Ocampos y En-Nesyri (Rafa Mir, min. 92).

  • Goles: 0-1: min. 25, En-Nesyri. 1-1: min. 63, Palmer.

  • Tanda de penaltis: 1-0: Haaland. 1-1: Ocampos. 2-1: Julián Álvarez. 2-2: Rafa Mir. 3-2: Kovacic. 3-3: Rakitic. 4-3: Grealish. 4-4: Montiel. 5-4: Walker. 5-4: Gudelj, al larguero.

  • Árbitro: François Letexier (Francia). Amonestó a Badé, Lamela y Juanlu.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la Supercopa de Europa, disputado en el Estadio Georgios Karaiskakis de Atenas.

El duelo planteaba un atractivo contraste de estilos entre un City que maneja a la perfección el cambio de marchas y un Sevilla más ducho en la guerra relámpago que en el avance pausado. Es la impronta de Mendilibar, la misma que permitió adelantarse al cuadro hispalense mediada la primera mitad. Una triangulación entre Bono, Óliver Torres y Ocampos puso en desbandada al City antes de que el esférico llegase a las botas de Acuña. El argentino alzó la mirada y telegrafió un centro tenso a la cabeza de En-Nesyri, cuyo salto resultó indefendible para la pértiga de Gvardiol y Ake.

Sin la jerarquía en tres cuartos de De Bruyne, el desborde de Bernardo Silva y la brújula del ahora azulgrana Gündogan, el City no tenía más faro que Rodri y Haaland penaba la ausencia de sus socios predilectos mientras combatía sin fortuna con los aplicados centrales de Mendilibar. Con todo, los 'skyblues' lucieron su vasto arsenal de recursos en un tramo final de la primera parte que llevó al Sevilla a saludar con alborozo el cese temporal de las hostilidades.

El paso por vestuarios devolvió de nuevo el carácter intrépido al Sevilla, que tuvo una ocasión pintiparada para meter más tierra de por medio al inicio de la segunda parte a resultas de una cabalgada imponente por banda izquierda de Ocampos, pero En-Nesyri, quirúrgico por vía aérea, perdonó con la bota rematando al cuerpo de un Ederson vendido y cada vez más expuesto a las contras del Sevilla a medida que el City se volcaba en pos del empate.

En-Nesyri perdona

En-Nesyri dispuso de hasta cuatro buenas oportunidades en ese escenario para enterrar al City, pero al delantero le faltó templanza para liquidar al campeón de Europa y, como suele suceder en estos casos, su equipo lo pagó caro. Porque al City, como el gigante que es, le bastó un resquicio para levantarse de la lona. Se lo proporcionó el Sevilla en una acción en la que Rodri sacó el periscopio buscando el martillo de Haaland y terminó encontrando a Palmer, un cabeceador tan inopinado como providencial para los intereses del ejército de Guardiola.

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El empate cambió el guion, con un City mucho más reconocible en su búsqueda de la victoria sometiendo al rival a partir de la posesión y un Sevilla desbordado. Palmer acarició el segundo con un remate seco que sacó Bono con apuros. A esas alturas, el de Wythenshawe se había convertido en un dolor de muelas para Acuña, incapaz de sujetar al alborotador talento forjado en la academia del City.

El brutal empuje del cuadro celeste obligó al Sevilla a atrincherarse, mientras el trabajo se le multiplicaba al hostigado Bono. El cancerbero se agigantó, al igual que hizo el incombustible Navas en el choque que enfrentaba a los dos equipos que han marcado su carrera. El lateral se marchó desfondado tras citar a Ocampos con la gloria en un centro que el argentino no cazó por milímetros. A sus 37 años, el palaciego se batió el cobre como un juvenil. Su derroche solo es equiparable a la inmensa clase que atesora. Le relevó un campeón del mundo como Montiel, mientras Guardiola acudía a otro, Julián Álvarez, persiguiendo un último arreón y pensando también en una tanda de penaltis que tiñó de euforia al City y bañó en lágrimas a un Sevilla, pese a todo, encomiable.

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