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El fútbol es el deporte más importante en todo el mundo sin mucha discusión. Años y años de partidos de torneos continentales, ligas y copas locales o campeonatos internacionales como el Mundial en el que estamos inmersos actualmente, han convertido al balompié en la actividad ... más seguida en todo el globo. El fútbol tiene muchas aspectos buenos o muy buenos, pocas pasiones son tan sentidas como seguir a tu equipo o selección, sin embargo, siempre ha tenido un debe muy grande que poco a poco está solucionando: la importancia de la mujer, sobre todo en el fútbol masculino más profesional.
En el terreno de juego hay dos actores principales, los 22 futbolistas que participan en la acción y el juez, o jueza, que imparte justicia. La aclaración de jueza no está puesta por casualidad, ya que el arbitraje ha sido el primer submundo en el fúbol masculino en el que las mujeres tomaron parte de forma activa. Si eres un consumidor o consumidora habitual de competiciones futbolísticas te sonará el nombre de Stéphanie Frappart, la árbitra pionera en Europa, siendo la primera mujer que pitó, por ejemplo, un partido al Real Madrid (vs Celtic en la última jornada de la fase de grupos de la Champions League) y la primera colegiada que pitará un partido del Mundial; o también te será más familiar ver a más asistentes del género femenino.
Para encontrar una mujer que ha 'roto las reglas' del fútbol masculino no hay que irse a Francia ya que aquí mismo hay una colegiada que lleva casi 30 años arbitrando a toda clase de equipos y edades en la provincia, se llama Esther Benito García, tiene 50 años y es salmantina.
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- Casi 30 años arbitrando... se dice pronto, ¿por qué decidió adentrarse en este mundo?
- 28 años concretamente. Entré a este mundo porque me gustaba el fútbol pero sobre todo la figura del árbitro. De pequeña jugaba al fútbol pero en el colegio, no en equipos. Siempre cuando había partido en mi pueblo, Sieteiglesias de Tormes, iba al campo a ver a los equipos y me fijaba en el árbitro, que me llamaba mucho la atención. Para empezar a pitar escribí una carta para ver cómo podía acceder al Colegio de Árbitros, que se vieron muy sorprendidos porque nadie había hecho esta petición, y conseguí entrar de una forma que nadie había hecho.
- ¿Fue la primera árbitra en Salamanca? ¿Cómo fueron los primeros años, considera que fueron duros?
- No fui la primera en Salamanca, otras chicas como las hijas del presidente ya pitaban antes que yo, pero con el paso de los años sí que fui la única durante un tiempo. Los primeros años fueron normales, como el resto de mis compañeros, sin ser diferentes por ser mujer. Me ayudaron mucho, por ejemplo, acompañándome a mis primeros partidos o yéndome a ver. Al principio sí que los insultos molestaban pero me olvidaba de la gente de fuera ya que era más importante seguir adelante y acertar en el campo. No fueron duros los primeros momentos sino emocionantes, que me enganchaban cada vez más.
- ¿Hubo algún momento en el que se le pasó por la cabeza dejarlo?
- En ninguna ocasión pensé en dejarlo, hice un grupo muy bueno, los viajes con los compañeros te hacían encandilarte cada vez más. El campo de fútbol hacía que me gustara aún más. Pero no, nunca por motivos deportivos he considerado dejar de arbitrar... a lo mejor ahora sí que debería de pensarlo... (risas).
- Dentro del terreno de juego, ¿cuáles son las principales diferencias que usted percibe desde que empezó hasta ahora?
- Las diferencias se notan sobre todo en las mejoras de los campos, que cuando empecé eran muchos de tierra, los vestuarios eran como eran... los terrenos de juego han mejorado en gran medida. Otra cosa es fuera del campo...
- Fuera de él, ¿cómo han evolucionado los padres y el trato con usted?
- El mayor cambio que he notado con el paso de los años es en el público. Los padres, madres, abuelos, primos ya no van a disfrutar de un partido de fútbol, hay mucha exigencia puesta sobres los niños y niñas que al final traspasa a ellos, que intentan ejercer una presión mayor sobre los árbitros. Antes no existía tanta presión sobre los jugadores, se centraba más en los entrenadores... por lo menos eso es lo que percibo yo. Hay que educar a la gente que va a los partidos, para que animen, se diviertan, que entiendan que el error de los árbitros y de los niños hay que admitirlo. Al fútbol no se puede ir a sufrir sino a disfrutar, que es lo que llevo haciendo yo todos estos años.
- ¿Qué es lo más bonito que recuerda? ¿Y lo no tan bonito?
- Lo más bonito es el acertar en las acciones claves de los partidos (una ley de la ventaja bien dada...), los momentos con los compañeros, su ayuda dentro del campo, los viajes con estos a pitar, compartir las charlas de fútbol, momentos, comidas después de los encuentros. Con los jugadores han sido tantos que no me puedo quedar con uno.
He tenido algunos desagradables, al final soy árbitro... pero le debo mucho al fútbol salmantino y de Castilla y León que conmigo se han portado muy bien. Lo peor ha podido ser algunas agresiones que he presenciado (yo no he sufrido ninguna), el salir escoltados de algún campo incluso con la Guardia Civil, faltas de respeto... son situaciones en las que sientes impotencia y le das vueltas al partido y piensas que no ha habido nada que lleve a esas ocasiones.
- ¿En qué categorías ha pitado, con qué te quedas de tus experiencias?
- He pitado como primera árbitra desde prebenjamines hasta 1ª Provincial de Aficionados y luego como asistente en la extinta Tercera División y Regional. Todo es fruto de una progresión, con pruebas, informes... hay que estar preparada para pitar cualquier división. Al pasar a ser parte de partidos de categorías superiores sientes mucha emoción e ilusión, ver campos nuevos, mucho público... lo importante es estar bien preparada para que te saquen a esos duelos.
- ¿Cómo se pita dependiendo la edad de los jugadores?
- No cambio mi forma de arbitrar en las categorías, aunque es cierto que no es lo mismo pitar a un prebenjamín que tienes que estar educándoles todo el rato (con los saques de banda, los córneres, saques de puerta...), a fútbol 11 que la concentración y la templanza tienen que ser mayores, la colocación mejor... al final te diviertes en cada situación.
- ¿Cómo ve la situación de las mujeres en el fútbol actualmente?
- No creo que se estén haciendo bien del todo las cosas. Personalmente nunca he recibido un trato distinto por ser mujer, los insultos cambian pero siguen siendo insultos. Desde mi punto de vista no hay avances hacia la igualdad si, por ejemplo, en la Liga Iberdrola solo pueden pitar mujeres lo que es injusto para el resto de compañeros e incluso para las propias jugadoras. Todos los avances que se están llevando a cabo para la profesionalización están muy bien pero en todo el fútbol español (tanto masculino como femenino) todos los árbitros deberían pitar por nivel no por su sexo. Ser mujer no tiene que ser un obstáculo para pitar (en mi caso no lo ha sido) pero tampoco puede ser un mérito.
- Ya por último, ¿anima a niños y niñas a ser árbitros?
- Claro, que empiecen cuanto antes mejor. Cambiar la mentalidad del público para que haya más respeto puede ayudar a que los árbitros más jóvenes no lo dejen al primer o segundo partido por desmotivarse. El resto de árbitros les apoyaremos, les iremos a ver y estaremos con ello para lo que necesiten.
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