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Aitana Bonmatí se sabe referente dentro y fuera del campo, así que no es de extrañar que la mejor jugadora del mundo por su labor tanto en el Barça como en la selección española campeona del mundo, alce la voz cuando no está de acuerdo ... con algo. Lo hizo la futbolista aprovechando el altavoz que le dio el Balón de Oro para reivindicar un fútbol más justo y también a lo largo de varias de las entrevistas en medios internacionales que ha realizado en los últimos meses. La última ocasión ha sido una charla en la BBC por la previa del duelo ante el Chelsea correspondiente a la ida de las semifinales de la Champions League femenina.
La catalana, en pleno debate sobre la competitividad de la Liga F y la brecha entre el Barcelona y el resto de equipos, se ha quejado abiertamente de que la competición española no es «atractiva». «Sí, me gustaría decir que todo ha cambiado, pero no. Y lo peor es que no se ven cambios en un futuro cercano. Eso es lo triste», lamentó la de Sant Pere de Ribes, que no suele quedarse corta ni con el carácter reivindicativo que le corre por la sangre, ni tampoco en el juego, donde ejemplifica a la perfección el fútbol de toque que la sitúa como una de las grandes líderes tanto en su club como en La Roja, que este próximo verano tendrá la oportunidad de buscar el oro olímpico en los Juegos de París tras conquistar Mundial y Liga de Naciones.
No es la primera vez que las jugadoras del Barcelona manifiestan su descontento con la Liga F y su competitividad. La centrocampista azulgrana asegura que el torneo nacional debería seguir el ejemplo de la Women's Super League (WSL) inglesa. «En otras ligas hay menos equipos, por lo que son más competitivas. Aquí tenemos 16 equipos y creo que son muchos. No creo que nuestra liga sea atractiva», expuso en una entrevista en la que se queja de que ganar la última Copa del Mundo no se convirtiera en una lanzadera para la mejora del fútbol femenino en España. «Podemos hablar de los cambios que creemos que son los mejores para desarrollar la competición, pero al final no es nuestra responsabilidad cambiarla. No depende de nosotros. Si dependiera de nosotros, todo habría cambiado ya», comentó sobre el hecho de que las jugadoras no son las que deberían hacar cambiar el rumbo de la Liga Profesional de Fútbol Femenino.
En la charla con el medio británico Bonmatí elogia varias veces el fútbol de las islas, algo que repitió recientemente en L'Equipe. «Creo que la gente está pensando en jugar en Inglaterra porque se están haciendo las cosas muy bien. Se trata bien al fútbol femenino, se da poder a las jugadoras. En España no puedo decir lo mismo». Un hecho que hace pocos días también resaltó Esther González, internacional española y delantera del NJ/NY Gotham de EE UU, que dijo que en su competición «está a nivel Champions cada fin de semana. No hay un equipo mejor que otro.cuidan el producto, a las jugadoras, al entorno..siempre preguntan qué pueden hacer para mejorar y que tú rindas al máximo nivel».
Ya son varias las jugadoras españolas que en los últimos años han optado por fichar por clubes de la WSL, como Laia Aleixandri y Leila Ouahabi (Manchester City), Lucía García e Irene Guerrero (Manchester United) o Laia Codina (Arsenal), entre otras. La deportista española añadió que los clubes ingleses quieren tener jugadoras españolas por su inteligencia en el campo. «Quieren jugadoras que sepan leer bien el juego, tener el balón y también estamos desarrollando en los últimos años nuestro físico», valoró la ambiciosa jugadora, que dentro y fuera de los terrenos de juego visibiliza varias causas sociales y políticas, ya sea en temas de salud mental, feminismo o en la lucha por profesionalizar su deporte.
«Lo que queremos es lo mejor por el bien del fútbol femenino. Queremos luchar para ser las mejores del mundo y creo que esto dice mucho de nosotras», explicó, haciendo hincapié a un hilo que en los últimos tiempos se ha intensificado en el deporte femenino con la falta de recursos profesionales y la mala gestión como telón de fondo.
«A veces voy a jugar a algunos campos y me echo las manos a la cabeza. ¿De verdad tengo que jugar aquí siendo profesional? Hay que poner unas mínimas condiciones para que haya menos posibilidad de lesionarte», reflexionó la jugadora de 26 años hace tiempo en otra entrevista, en la que contó que siempre tuvo claro que quería dedicarse al fútbol aunque en el colegio, rodeada de niños, muchos no aceptaran que jugara mejor que ellos. «Ahora es distinto, los chavales ven a mujeres en la tele jugando y ya lo ven de forma distinta, pero hasta hace poco no era así», lamenta la jugadora, que dice que su familia no era la clásica futbolera así como ahonda en la falta de referentes femeninos cuando ella empezó a darle patadas al balón. «Las niñas que juegan al fútbol saben que la cosa va en serio, cuando yo empecé no veía futuro, pero lo hay aunque aún queda mucho camino. Yo soy una privilegiada».
La futbolista, que tiene como meta el oro en los próximos Juegos Olímpicos de París y la Eurocopa de 2025 que se disputará en Suiza, explica que «es gratificante» saber que es un referente para mucha gente, «es por eso que trato de, además de todo lo que hago en el campo, ser reconocida por lo que hago fuera».
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