Roglic se viste otra vez de rojo

Hay errores que se repiten de vez en cuando por los ciclistas y que les cuestan victorias. Uno de los más recurrentes es el de levantar los brazos antes de tiempo, cuando se creen ganadores, pero todavía no lo son. Lennert Van Eetvelt no pasará una buena noche dándole vueltas a lo que hizo en la cima del Pico Villuercas, cuando después de 170 kilómetros agotadores, de aguantar temperaturas extremas y resistir a los mejores en las rampas de cemento que destrozan las piernas, aceleró en los últimos metros para neutralizar con facilidad al landismo, que se había desplegado en todo su esplendor.

Tras tomar por dentro la última curva, a diez metros de la línea de meta, hizo el amago de levantar un brazo para celebrar la que, creía, iba a ser su primera victoria en una gran vuelta. Pero esa deceleración al soltar la mano del manillar fue suficiente como para que se le colara Primoz Roglic, que sabe lo mismo por viejo y por diablo, para quitarle el premio gordo.

El esloveno, que había llevado el ritmo en la ascensión, después de que su equipo controlara toda la etapa desde la salida en Plasencia, hizo saltar la banca. Venció en la etapa y se colocó como líder con ocho segundos de diferencia sobre Joao Almeida en la General. Consiguió, además, desnudar a algunos de los que parecía que iban a ser sus rivales. En los cinco durísimos kilómetros finales, descolgó a Kuss, que llegó a 28 segundos, a Vlasov, que perdió 38, a Carlos Rodríguez, que entró en la meta 51 segundos más tarde, o a Yates, que se dejó 1,29m.

Aguantó muy bien Enric Mas, a quien se le vio sobrado en las rampas más duras, y también Mikel Landa, el catalizador del embalaje final con su ataque en los últimos metros, después de llegar desde atrás, como había hecho antes Almeida, y conseguir engancharse al carro de los ganadores.

• Temas
• Enric Mas
• Mikel Landa
• Primoz Roglic
• Ciclismo
• Vuelta Ciclista a España