Lourdes Gómez
Óxford
Lunes, 18 de abril 2022, 00:11
La Universidad de Oxford muestra por primera vez más de un centenar de manuscritos, fotografías y reproducciones originales del hallazgo de la tumba de Tutankamón, en noviembre de 1922, bajo la dirección de Howard Carter y su mecenas británico, el conde de Carnarvon. 'Tutankamón: excavando ... el archivo', que acoge la sede Weston de la biblioteca Bodleian hasta febrero de 2023, documenta la complejidad de cada fase del proceso arqueológico y subraya la contribución del personal egipcio en el proyecto. «Esta no es la historia de un hombre heroico, sino un genuino esfuerzo de equipo. Los manuales tienden a ignorar la contribución de los egipcios y nosotros intentamos rectificarlo proyectando el foco sobre ellos», explica a este diario Daniela Rosenow, comisaria de la exposición junto al profesor Richard Bruce Parkinson.
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Capataces, obreros, porteadores y otros asistentes locales adquieren protagonismo en este retorno gráfico al Valle de los Reyes, en Luxor. Aparecen en imágenes del fotógrafo de la expedición, Harry Burton, que ilustran el laborioso esfuerzo de catalogación y ubicación de cada objeto en las cámaras subterráneas. Para ambos egiptólogos, la estrella de la colección expuesta es la fotografía de un niño con turbante y un vistoso collar de piedras preciosas sobre su túnica. «Proyecta un sentimiento potente de la conexión entre el Egipto antiguo y el moderno, entre el mundo de los vivos y de los muertos», interpreta Parkinson. No se sabe la identidad del muchacho, de edad y altura similar al difunto faraón, que asumió el papel de doble de Tutankamón a fin de «demostrar el método de suspensión» de la joya. «Se le ve incómodo, tenso, consciente del peso físico del collar y del peso de la historia que metafóricamente carga sobre sus hombros», añade Rosenow.
El archivo de Carter se donó al Instituto Griffith, el centro de egiptología de la universidad. Incluye el diario del arqueólogo, sus cuadernos y notas explicativas, mapas, planos, dibujos e inventarios de las piezas rescatadas. Preserva negativos y fotografías de la excavación, así como de la restauración, embalaje y traslado de los tesoros a El Cairo, donde se conservan desde entonces. El fondo, además, se ha digitalizado y se puede consultar electrónicamente.
En uno de los manuscritos exhibidos en Oxford, Carter describe el «gran momento» en que vio, a la luz de la vela y por un resquicio de la antecámara, «una extraña y maravillosa mezcolanza de objetos extraordinarios y preciosos apiñados unos sobre los otros». Lord Carnarvon aguardaba detrás y le preguntó impaciente: «¿Puedes ver algo?» Le contesté: «Sí, es maravilloso».
Los apuntes y las fotografías también desvelan 'errores' del enterramiento del joven faraón en una tumba reciclada y con materiales reutilizados. Así sucedió con el sarcófago exterior al que «hubo que cortarle los pies porque era demasiado largo», según escribe el comisario en el catálogo de la exposición. El féretro no se abrió hasta 1925 y los expertos tardaron nueve días en deshojar los vendajes que envolvían el cuerpo del 'rey dorado'. Protegían a Tutankamón unos 150 objetos escondidos entre las vendas, como amuletos, pulseras y dos dagas.
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