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Una mujer, Isabel de Braganza, fue la fundadora y gran valedora del Museo del Prado. Además de la segunda esposa de Fernando Vll, muchas otras mujeres lo han engrandecido a lo largo de sus más de dos siglos de historia. La pinacoteca las reivindica y ... homenajea ahora en una nueva edición de 'El Prado en femenino'. Es un recorrido por más de una treintena de las grandes obras que brillan en la pinacoteca gracias a la aportación de mujeres con un poder muy real, como la reina Cristina de Suecia, Isabel de Borbón o Mariana de Austria.
Hasta el ocho de septiembre se puede disfrutar de este paseo que celebra la pasión por el arte y el coleccionismo de notables mujeres de las casas reales europeas «cuya contribución fue decisiva para el engrandecimiento de la antigua colección real, y por consiguiente para el museo». Lo asegura Noelia García Pérez, diseñadora del recorrido.
Ha seleccionado 34 obras que se muestran en cuatro secciones distribuidas en 18 salas del museo. Un cuarto de las piezas han salido de los almacenes para ocupar posiciones relevantes entre las más señeras de la pinacoteca. Se presentan con cartelas renovadas, más igualitarias y en las que la protagonista deja de ser esposa, consorte o hija de... para ser presentada con sus títulos de reina o regente.
El recorrido, que sigue un criterio cronológico, se centra en grandes figuras del siglo XVII que ejercieron su patronazgo y enriquecieron las colecciones del Prado. Mariana de Austria, Isabel de Borbón, y Cristina Suecia son las tres grandes protagonistas, junto a Isabel Clara Eugenia. Destacan como las grandes promotoras artísticas de este período con una vinculación más estrecha en las colecciones del Prado.
Recuerda la comisaria que sin su aportación «el Prado no sería hoy lo que es». «Lo fundó una mujer, Isabel de Braganza, y otra, Isabel II, hija Fernando VII y de su cuarta esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, lo mantuvo cuando a la muerte de si padre evitó que la colección real se partiera. Tuvo que indemnizar a su madre y a su hermana para que la colección no se disgregara», apunta Noelia García Pérez.
«El relato de la historia del arte lo han escrito y promovido los hombres, que ocultaron o minimizaron el papel de las mujeres, en especial en el siglo XVII, cuando su contribución fue fundamental», dice la comisaria, que reivindica a estas mecenas y coleccionistas presentando obras maestras promovidas o atesoradas por ellas «con una perspectiva de género».
«A Cristina de Suecia, la gran promotora del barroco, le debemos lo mejor de las esculturas del museo y piezas icónicas, como las tablas de de 'Adán' y 'Eva' de Durero», destaca la comisaria en el vestíbulo de la ampliación de Moneo, donde brillan las ocho esculturas de mármol de las musas cedidas por la reina escandinava. Procedentes del palacio de Riario, la residencia romana de la soberana sueca, son una de las joyas del Prado.
«Cuando se propuso abdicar y convertirse al catolicismo Cristina de Suecia se aproximó a Felipe IV, el monarca que encarnaba todos los valores de la cristiandad y para ganárselo le cedió las tablas de 'Adán' y 'Eva' de Durero y las ocho musas», explica la comisaria bajo el gigantesco retrato retrato ecuestre de Cristina de Suecia, obra de Sebastién Bourdon pintado en 1653 y restaurado y rescatado para este recorrido. Recuerda que la reina sueca fue una de las primeras mujeres de la realeza en usar pantalones en España.
Mariana de Austria, esposa de Felipe IV y reina regente de Carlos II, es otra de las grandes protagonistas. Regente entre 1665 y 1675, a la muerte de Felipe IV asumió el poder en solitario. Ninguneada por ser extranjera y carecer de experiencia política, «fue muy hábil y construyó su imagen del poder», apunta la comisaria, profesora de historia del arte en la Universidad de Murcia y una autoridad en el estudio del patronazgo artístico femenino y en la relación entre arte poder género en el Renacimiento.
Entre las piezas del recorrido brillan algunos de los grandes iconos del museo, como el fabuloso retrato ecuestre que le hizo Velázquez a la reina Isabel de Borbón que está en la sala de 'Las meninas', el de la reina Mariana de Austria también del maestro sevillano, o los de la infanta Margarita de Austria de Juan Bautista Martínez del Mazo y el de la reina Ana de Austria de Rubens.
Entre las nueve obras rescatadas de los almacenes destaca 'Judit y Holofernes', de Domenico Tintoretto, confrontada en la nave central con la que realizó Carreño de Miranda para decorar la pared del Salón de los Espejos donde situó a Mariana de Austria en uno de sus retratos. También 'La reina María Teresa de Austria y el Gran Delfín de Francia', de Beaubrun; 'La reina María Luisa, con rosas en la mano derecha'.
Pionero en la tarea de visibilizar a las mujeres en el arte destacando su contribución, el Prado se ha convertido en referente y ejemplo para instituciones como el Rijksmuseum de Ámsterdam o la National Portrait Gallery de Londres. «Demuestra el firme compromiso de contar la historia desde un punto de vista más inclusivo, creando nuevos relatos en los que las mujeres son protagonistas por derecho propio», concluye la comisaria.
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