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La tensión entre razón y pasión articula 'Lejos de Luisiana', fresco coral e histórico en torno a un amor «inquebrantable en tiempos convulsos» con el que Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) ha ganado el LXXI Premio Planeta de Novela y su millón de euros. Entre ... la Ilustración y el Romanticismo, su obra recrea la presencia española en Estados Unidos en el siglo XVIII, cuando Luisiana pasó a sus manos. La historia oficial se mezcla con el amor mestizo y novelado entre Ishcate, indio la tribu los Kaskaskia, y la sofisticada joven francesa Suzette Girard. Exalcaldesa del PP en Benasque, Gabás no volvería a la política «ni aunque me lo pidiera Núñez Feijóo».
-Razón y pasión luchan de nuevo en su quinta novela
-Es una constante en mis libros.
-El amor entre un indio y una joven ilustrada de Nueva Orleans ¿Es posible?
-Difícil, pero posible. Sí. Muy potente y mezcla de dos mundos.
-La escribió durante la pandemia. ¿Le cambió personalmente?
-Sí. Me afectó y nos afectó. Produjo miedo, algo que no habíamos sentido como sociedad. Ahora la guerra incrementa esa sensación de pavor y angustia. Algo desconocido para mi generación, que había vivido plácidamente. Leímos las novelas sobre la peste y la posibilidad del Apocalipsis que ahora cobran forma. Eso te hace relativizar las cosas, simplificar y pensar qué es lo esencial, lo importante.
-¿Y qué es lo importante?
-La familia, desde luego.
-¿Añora la política?
-No. Para nada. Es muy cansada. Admiro a los alcaldes de pueblo, al pie del cañón las 24 horas, manejando presupuestos y solucionando problemas. Es un orgullo ser alcaldesa, pero se pasa mal. Al final te preguntas para qué tanto esfuerzo. Pero diferencio mucho la política local de la alta política.
-¿Milita en algún partido?
-No. Soy libre. Fui alcaldesa de lo que fui, y no lo oculto. Pero ya no me siento política. No tengo el menor interés en volver a ese mundo. Soy escritora.
-¿Si le llamara Feijóo...?
-Tampoco. Mejor que no me llame. Sería triste echar por la borda el prestigio ganado como escritora y con este Planeta para meterme donde no debo.
-Corren aires populistas en Europa. En Italia la ultraderechista Meloni será primera ministra ¿Preocupante?
-Me he desvinculado de la política. Y sobre todo de la política en televisión. Se han traspasado niveles de agresividad inconcebibles. La democracia, tal como la entendemos, es lo que es. Si no respetamos todas las reglas del juego democrático nos vamos al carajo. No quiero saber nada de los extremos. En ningún sentido. Me tengo por una persona centrada y moderada, y eso no quiere decir equidistancia. Lo peor ahora es la crispación. No sé cómo hemos llegado a tanto, a hablarnos como lo hacemos. Las redes sociales son una jungla salvaje. El vocabulario es terrible. Debemos ser capaces de recuperar el respeto por la discrepancia. Nuestra generación lo había conquistado, y lo hemos perdido.
-Asegura entender mejor a Shakespeare tras pasar por la política.
-Tenía una visión naíf de la política. Pero a la semana, el universo de Yupi se había desmontado. Estudié Filología inglesa y leía los dramas más políticos de Shakespeare, como los 'enriques'. Entiendes quién es el bueno y quién el malo, pero se te escapan muchos significados. Muerte no significa lo mismo a los quince años que a los cuarenta. Lo mismo pasa con traición. Estás un tiempo en política y ves un mundo que ignorabas. Mi carácter no estaba hecho para la política. No soy rencorosa, celosa, ni envidiosa. No he sentido esas emociones, y cuando las escribo me tengo que esforzar en ser mala.
-Está muy enraizada en su entorno, pero sus novelas se abren al mundo ¿Cosmopolita de pueblo?
-Me encanta. Compro la etiqueta. Estoy muy vinculada al mundo rural y a la naturaleza desde siempre. Adoro los animales y el campo. De pequeña quería ser granjera. No azafata, ni ninguna otra cosa.
-¿La literatura le ha dado más de lo que esperaba?
-Muchísimo más. Soy un cruce entre 'Mujercitas' y las hermanas Brontë. Mi universo era una mezcla de campos, nieve, animales, libros y un piano.
-'Lejos de Luisiana' ilumina un período mal conocido, casi enterrado. Nuestra contribución a la Independencia de EE UU.
-Con dos siglos de retraso se ha reconocido la aportación de figuras como Bernardo de Gálvez. La generación siguiente, que habría podido contar las batallas de los españoles en América, murió en la guerra de Independencia contra Francia. Desapareció. Son narraciones orales que se perdieron.
-¿Fuimos mejores colonizadores que los británicos, pero vendemos mal nuestra historia?
-Es obvio que ellos se venden mejor. En especial en el cine y la literatura. Sabemos más sobre los Tudor que sobre nuestros reyes. Los británicos han hecho un marketing estupendo. Nosotros somos muy cainitas. Hemos sido y somos un gran país. Pero cuando los imperios se desgajan y no hay que luchar contra terceros, pues ¡hala!, la gresca en casa.
-También fuimos esclavistas. ¿Narra la parte negra de la historia?
-Sí. Pero sabiendo que no podemos juzgar el pasado con criterios del presente.
-Es la primera ganadora en solitario del Planeta del millón de euros ¿Le cambiará la vida?
-Me dará tiempo. Los escritores vivimos por proyectos. El prestigio es apreciable, sin duda, pero ahora tengo cuatro o cinco años para escribir, una vez pagada la hipoteca, sacados los hijos adelante y cumplido con Hacienda, que somos todos.
-El fisco le pegará un buen mordisco.
-El premio lo disfrutaremos todos. Hay que pagar la educación, la sanidad y la justicia, pero se puede y debe controlar el gasto. Necesitamos servicios comunes. No soporto que se malgaste el dinero público. Como alcaldesa, llevaba las cuentas al céntimo.
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