Secciones
Servicios
Destacamos
En los más de cien años de historia de presencia española en la Bienal de Venecia nunca nos había representado un artista no nacido en España. La primera será Sandra Gamarra Heshiki (Lima, 1972), creadora hispano-peruana que 'repinta', revisa y recodifica la historia del ... arte occidental en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia, entre abril y noviembre. Lo hace rastreando el pasado colonial y adelantándose a los aires descolonizadores con su 'Pinacoteca Migrante' y sin las «gafas eurocéntricas» con la que miramos el arte .
Crea una pinacoteca histórica de arte occidental interviniendo y reinterpretando en clave inclusiva un centenar de obras de grandes museos españoles, con piezas icónicas del Prado como 'Bodegón con cacharros', de Zurbarán, o 'Grupo familiar ante un paisaje', de Frans Hals, en el Thyssen.
Comisariada por Agustín Pérez Rubio, la propuesta española para la 60 edición de la Biennale encaja a la perfección con el lema de su máximo responsable, el brasileño Adriano Pedrosa -«Extranjeros en todas partes»- y en la ola descolonizadora que obliga al reformular las colecciones y su presentación a muchos museos occidentales. Será así «una fiesta llena de extranjeros, migrantes, refugiados, desplazados y expatriados» como advierte el comisario español.
Si entendemos que la tradición del arte occidental ha sido totalitaria y excluyente, la propuesta de Gamarra sería plural, inclusiva y reivindicativa. Expone narrativas «históricamete silenciadas» destacando en las obras que interviene aquello que se quiso ocultar. Se reconoce, con todo, como «una artista occidental» y asume esa tradición en la que se formó pero que revisa, recrea y contextualiza desde otras claves, asumiendo el debate sobre racismo, inmigración o extractivismo.
«La máxima del arte occidental es la individualidad, pero mi trabajo habla de otros», dice Gamarra. «Formada en Lima, soy una pintora occidental y he crecido con la naturalización de que hay jerarquía en las culturas y de que todas debían terminar en el arte y la cultura occidental, que no es la mejor ni ni la más desarrollada», arguye. «Debemos mirar otras culturas para comprender que somos una gran colectividad», agrega.
Precisa Gamarra que en su intervención en los cuadros de las colecciones públicas españolas busca «la presencia escondida de las colonias». Así, en el bodegón de Zurbarán se fija en el búcaro mexicano (un tipo de vasija) «como sinónimo de poder y lugar que ocupaba España en el mundo».
Entiende la artista que «el arte es un espacio de diálogo y de debate», pero «también para la disidencia», que «sirve para generar encuentros aunque sean críticos y ojalá que los haya». Su propuesta enlaza sociología, política, historia del arte y biología, de modos que además de los humanos considera migrantes a organismos vivos como plantas y materias primas «que hicieron a la fuerza el viaje de ida y vueta». Incluye así plantas 'invasoras' de América, Filipinas o Asia para simular «ecosistemas difíciles de controlar» en el patio central que sirve de colofón al 'museo migrante' que ha creado en Venecia, una suerte de «jardín de las culturas que no se pueden encontrar en los museos».
«Los museos son una escuela y proyectan una manera de construir historia que Gamarra critica quitándonos la venda de los ojos y mostrando con gestos que la pinacoteca podría ser otra». «Nos invita a quitarnos esas gafas eurocéntricas que los museos nos han puesto», resume Pérez Rubio. El comisario señala que la 'Pinacoteca Migrante' de Gamarra «entiende la pluralidad y la diversidad de la sociedad española, que asume su pasado para comprender el presente y construir el futuro».
Todo el pabellón es una instalación de seis salas, «sin espacios diferenciados y con la idea es la de un museo total» dice Pérez Rubio. Son 'Tierra Virgen', 'Gabinete de la extinción', 'Gabinete de Racismo ilustrado', 'Máscaras Mestizas', 'Retablo de la Naturaleza Moribunda' y 'Jardín Migrante'.
El coste del proyecto asciende a 400.000 euros, de los que Acción Cultural Española (ACE) aporta la mitad. La otra mitad procede de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente de Exteriores.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.