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Juan Cano y Francisco Griñán
Málaga
Lunes, 11 de diciembre 2023, 09:18
Pat Andrew lucía camisa celeste con cuello blanco, un peluco importante y un anillo gordo de oro en el dedo. El típico look para impresionar. Enfrente, el presidente de la Asociación de Pequeños Accionistas (APA) del Málaga C.F., Antonio Aguilera, el economista Jesús Burgos, que era vicepresidente, y el abogado Francisco Valverde, que ejercía como secretario y tesorero del colectivo. La reunión, en la planta baja del Hospital Chip, entonces propiedad de Burgos, tenía como objetivo la comprar del club blanquiazul. El supuesto productor de Hollywood, ahora en busca y captura por estafa tras ser detenido en marzo pasado y anunciar desde su entorno su presunta muerte, aunque sin pruebas, decía representar a un potente grupo inversor que acabaría con todos los males económicos y deportivos del equipo. Y buscaba aliados entre los pequeños accionistas de la entidad.
Todo lo que rodeaba a Pat Andrew era como su atuendo: mucho 'brilli brilli', pero si rascabas un poco en la superficie… no había nada. Se paseaba por Málaga en nombre de la Warner, Amazon Prime y Canal Plus -dependiendo de la ocasión- y rodeado de bellas actrices, la mayoría también engañadas; invitaba sin miramientos en buenos restaurantes; usaba coches de alta gama (alquilados) con chófer y se alojaba supuestamente en un chalé de lujo en Marbella o en caras suites de hoteles que ahora lo han llevado a los tribunales por dejarles un pufo de miles de euros. Había elegido Málaga como escenario donde presentar y grabar sus series, pero sus ínfulas iban aún más lejos: decía que iba a crear unos estudios de cine y televisión en Marbella y hasta se interesó por el comprar el Teatro del Soho a Antonio Banderas.
Desde hace meses, SUR ha desandado los pasos de Pat Andrew en sus negocios y ha investigado el rastro judicial de las denuncias que hay contra él, contra su productora o contra los aliados en su aventura española que le creyeron y a los que, en más de un caso, ha arrastrado a la ruina. Esta es la primera parte de una historia que se completará en los próximos días. Así se gestaron las compras del Málaga y del teatro de Banderas.
«El apoderado de un banco, con el que tengo amistad, me llamó y me dijo que había un señor que estaba interesado en comprar el Málaga. Quería hablar conmigo». Aguilera, que representa a los pequeños accionistas de un club intervenido judicialmente por presunta administración desleal, se presentó allí mismo. Aquel día conoció a Pat Andrew. Mantuvieron una larga reunión -más de dos horas- en las que el supuesto productor le contó que representaba a una sociedad formada por seis inversores. Le habló de un acaudalado mexicano que era uno de los máximos accionistas de un banco español, de otro millonario que era accionista del Manchester City y el Girona…
Había «mucho dinero», sí, pero faltaba el «brilli brilli». «Me contó que el actor George Clooney iba a ser la imagen del club, que haría un saque de honor en La Rosaleda y que haría reportajes por Málaga que saldrían a nivel mundial en Amazon Prime. Ese hombre parecía tener muchísimas ideas», recuerda el presidente de la APA, que no puede precisar la fecha exacta de aquel primer encuentro, aunque con seguridad se produjo en 2019, «antes de la pandemia». Según le explicó, había llegado a ofrecer 45 millones de euros a Al Thani. «Decía que había hablado todo con Bluebay (cadena hotelera que es accionista del club) y que con ellos no había problema, pero que el jeque no quería». Por eso necesitaba convencer a los pequeños accionistas para que ejercieran de palanca y pedía una reunión en las oficinas de la entidad malaguista con el administrador nombrado por la jueza.
Tras ese primer encuentro, se produjo la reunión en el Hospital Chip. «Antonio Aguilera se lo creyó y confió en él, pero a Jesús Burgos y a mí nos pareció un fantasma. No nos dio buena impresión y salimos de la reunión totalmente recelosos», confiesa el letrado malagueño Francisco Valverde, que describe con precisión cómo iba vestido, como «el típico rico de Puerto Banús». «Aseguraba que iban a hacer una inversión importante para comprar el Málaga. Yo estaba allí para asesorar legalmente como abogado a los pequeños accionistas y Burgos igual, por su faceta de economista. Lo calamos muy rápido y no lo pusimos en contacto con nadie».
El presidente de la APA sí volvió a reunirse con Pat, que lo invitó a comer un par de veces en La Reserva de la calle Sánchez Pastor. «La primera vez tardaron en atendernos. Él dijo que tenía que marcharse a las 14.40 porque tenía una videollamada con Amazon Prime, así que únicamente picó los entrantes. Cuando trajeron los segundos que pidieron él y su asistenta, ellos ya se habían marchado. Los camareros nos dijeron que podíamos pedir todo lo que quisiéramos de comida y copas, que estaba todo pagado», recuerda Aguilera, que promovió la visita de Pat Andrew a La Rosaleda para negociar el desembarco del grupo inversor en el club blanquiazul.
Chema Artero es fotógrafo profesional y trabaja como freelance. En 2020 contactó con él la agencia de publicidad almeriense Hormiguea para ofrecerle acompañar a un productor de Hollywood que iba a hacer unos rodajes en la Costa del Sol y necesitaban sesiones de fotos semanales. Se hospedó en habitaciones «de lujo» del hotel Miramar y se integró en el equipo. Él estuvo en la reunión de La Rosaleda, que se celebró a mediados de junio de 2020: «Me dijeron que tenía que ir para hacer bulto porque iba a comprar una participación en el Málaga. Todo era un paripé. La jefa de producción de la empresa, Anne Grey -alias de Trudi Rothwell, pareja de Andrew- me dio instrucciones claras: 'Tú no hables'. Nos reunimos con los responsables del Málaga, nos enseñaron el club… Pat les habló de George Clooney y les dijo que una de las actrices que iban a participar en la promoción era Scarlett Johansson». El brilli brilli.
Este periódico ha tenido acceso al documento con la oferta (privada y confidencial) que el grupo inversor supuestamente realizó para la compra del Málaga y que Pat Andrew hizo llegar mediante un correo electrónico a la Asociación de Pequeños Inversores (APA). En el mail, se comprometen a abonar 5,5 millones de euros a Bluebay por sus acciones, 25 millones a Al Thani por las suyas, a abonar 4,5 millones para saldar deudas, préstamos y líneas de crédito y a inyectar 5 millones adicionales como capital operativo para equilibrar el balance.
Como el asunto de la compra del club se había atascado en el círculo que rodeaba al jeque, que supuestamente había rechazado la oferta del grupo inversor, en la reunión de La Rosaleda se habló del patrocinio de las camisetas. El Málaga buscaba un inversor que estampara su nombre en las elásticas del club y que ayudara económicamente a reflotarlo. Y ese nombre fue, por unos minutos, Pat Andrew, que negoció colocar el nombre de su productora entre las franjas blanquiazules del uniforme malaguista. «El Málaga pidió 350.000 euros por temporada», recuerda Antonio Aguilera, que también estuvo presente en aquella reunión.
Pat Andrew se comprometió a «contestar pronto» sobre el asunto de las camisetas. «Cuando salíamos de la reunión -detalla el presidente de los pequeños accionistas- me di cuenta de que se iba sin ver el estadio, así que le pregunté: Pat, ¿por qué no aprovecha y ve el campo? Dijo que era muy bonito y que quería una foto. Nos hicimos una con su móvil mirando al marcador de Gol. Cuando le devolvieron el teléfono, empezó a reírse y dijo: '¡Cuando yo le mande esto a mi amigo George Clooney!».
Pero nunca lo hizo. Pat Andrew no volvió a dar señales de vida por La Rosaleda, pese a que llegó a compartir con Antonio Aguilera un diseño de la camiseta con el logo de su productora, Wanda-Halcyon. Fuentes del Málaga confirman que el supuesto productor se puso en contacto con el administrador del club, José María Muñoz, con la intención de adquirir el club, pero que éste le explicó la situación judicial en la que se encontraba, lo que hacía «imposible» cualquier operación. «Entonces, le comentó que estaba dispuesto a patrocinar el equipo, algo que nunca sucedió debido a que posteriormente no volvió a contactar», detallan en la entidad malaguista.
Antonio Aguilera, que aún creía en el supuesto productor de Hollywood, le preguntó, antes de despedirse, qué ganaba él con aquella operación de compra de un club al borde de la quiebra e intervenido judicialmente. «El 'marketing', amigo mío», le respondió. Pat Andrew le contó que en Estados Unidos los estadios están llenos de bares donde la gente consume de forma masiva cuando va a los partidos y que ya estaban representando a equipos de baloncesto y fútbol americano. «Decía que iba a infestar La Rosaleda de bares», comenta Aguilera.
La compra del Málaga no fue el único intento de Pat Andrew buscar notoriedad en la Costa del Sol, aunque sin intenciones reales de invertir. El empresario norteamericano y presunto discípulo del productor de Hollywood Aaron Spelling ('Los Ángeles de Charlie' y 'Melrose Place') también quiso destacar en el sector audiovisual, por lo que lo primero que intentó fue acercarse al círculo de Antonio Banderas para atrapar bajo sus redes al actor malagueño. Así, tras el confinamiento, Andrew alquiló en julio de 2020 el Teatro del Soho Caixabank para celebrar un casting de su serie 'Marked-The Unforgiven', cuya producción intentó vincular con el propio actor de 'Dolor y Gloria' al dejar caer a la prensa que éste último asistiría a la audición. Nada más lejos de la realidad. El propio teatro se encargó de subrayar durante la celebración de aquella prueba que esta actividad era un alquiler del espacio por parte de Andrew que nada tenía que ver con Banderas o su compañía.
No obstante, Pat Andrew exprimió al máximo su breve 'ocupación' del Teatro del Soho Caixabank. En su condición de productor de Hollywood con varios proyectos de rodaje en Málaga, se reunió con Antonio Banderas para proponerle asociarse y, interpretando su falso papel de millonario, proponerle al malagueño adquirir su joya de la corona. «Me ofreció comprar el Teatro del Soho, pero cuando le dije que este era un proyecto 'non profit', no se lo podía creer porque no entraba dentro de sus parámetros una actividad sin ánimo de lucro», explica a SUR Antonio Banderas, que rechazó los cantos de sirena del presunto productor, al que por otra parte «nadie conocía en Hollywood cuando pregunté». En aquel momento (año 2020), Pat Andrew vivía muy cerca de la calle Córdoba, en un ático de Atarazanas que no pagaba y que abandonó cuando le cortaron la luz, que tampoco abonaba.
El fracaso de la 'operación Banderas' hizo que Andrew repitiera la jugada de su teatrillo y dar credibilidad a sus falsos rodajes para captar socios inversores o actores desconocidos a los que también sacaba dinero. Y su objetivo fueron los estudios más importantes de Málaga, Loasur de Coín, que también intentó alquilar por una cifra millonaria por varios años. «Cuando una empresa anuncia siete series y pasa el tiempo y no han hecho nada, se veía que era un bluf porque así no trabajan los profesionales y las productoras», asegura Francisco Lomeña, creador e impulsor de los platós del Guadalhorce en los que se han rodado recientemente las series de Netflix 'Black Mirror' y 'Kaos'.
Un recelo que salvó a este empresario de caer en el juego de Pat Andrew, que hizo todo lo posible por convencerlo. «Ofrecía pagar por anticipado, pero tenía la sensación de que me quería utilizar y yo sabía que haría un primer pago como gancho, pero que después dejaría de hacerlo y seguiría allí instalado para usar los estudios como aval para legitimar sus falsos proyectos», concluye Lomeña. Él, como Banderas, no se dejó encandilar por el brilli brilli.
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