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Floración de melocotoneros en Aitona. efe
La falta de lluvias adelanta cada vez más la eclosión de la primavera

La falta de lluvias adelanta cada vez más la eclosión de la primavera

No solo las temperaturas altas provocan que la floración se produzca de forma frecuente en los meses de invierno

A. Herranz

Viernes, 8 de abril 2022, 07:33

Que la primavera llegue antes no es solo una consecuencia de que cada vez tengamos temperaturas más altas, sino que la distribución de las lluvias y la sequía también tienen un efecto sobre la salida de las hojas y, por lo tanto, sobre la actividad ... de la vegetación. Así lo pone de manifiesto un estudio publicado en Nature.

«La situación que vivimos es como si pusiéramos un puchero en el fuego: las zonas áridas cada vez se calientan más, mientras que en las húmedas hay más lluvias, muchas veces inesperadas y fuertes». Josep Peñuelas, investigador del CSIC, asegura que hay una interconexión entre los diferentes factores y fenómenos ambientales que están afectando al planeta. En un reciente estudio que ha llevado a cabo junto a Jian Wang, de la Ohio State University (USA), demuestra que la falta de lluvia que se viene constatando en el hemisferio norte está provocando una aceleración de la llegada de la primavera.

Cómo funciona el fenómeno

Al no haber tantas lluvias, en el cielo hay menos nubes, lo que implica una mayor radiación por parte de los rayos del sol. Esto, a su vez, conlleva que las noches sean más frías.

Según explica este investigador, las plantas necesitan acumular frío antes de empezar a sacar sus hojas. El que las noches sean más frías y los días más calurosas activan las señales de salida de las hojas. «Esto, que en apariencia puede no ser relevante, tiene una importancia enorme para el funcionamiento del planeta», afirma. «No solo la primavera se adelanta, sino que la estación de crecimiento se alarga, lo que tiene grandes influencias en el ciclo del carbono y, por tanto, en el clima del propio».

Además, los autores de este estudio también aseguran que estos cambios no ocurren igual en todas las especies, lo que ha creado «grandes asincronías y otro tipo de efectos sobre el funcionamiento de los ecosistemas».

Armas de doble filo

Las consecuencias de esta floración temprana son múltiples, pero quizá una de las mayores repercusiones es la fijación de carbono que realizan las plantas. «Ahora trabajan más tiempo», señala Josep Peñuelas.

Paradójicamente, esto ha tenido un efecto positivo frente al calentamiento global, tal y como detalla este experto. «Como las plantas absorben óxido de carbono, esto ha hecho que el planeta no se haya calentado tanto» por lo que «nos ha protegido».

Sin embargo, esto acaba siendo un arma de doble filo. «Cuando llega el verano, las hojas siguen presentes, pero como no hay agua, tienen que trabajar más para protegerse, por lo que no fijan tanto carbono». Es decir, que este fenómeno que hasta ahora nos ha venido bien para no calentar tanto el planeta está llegando a su límite. «Es un fenómeno que nos preocupa», asegura.

¿Se puede revertir?

Además, este investigador señala que una de las consecuencias que esta llegada temprana de la primavera tiene es que las zonas áridas se calientan más, mientras que las húmedas padecen más lluvias, llegando a tener exceso de precipitaciones. La precipitación no es tan homogénea como podría haber sido, sino que tiene lugar en eventos climáticos extremos. Un exceso de agua que, por otro lado, no puede transportarse a estas zonas más áridas.

-¿Se puede revertir esta situación?

-«Sí, descarbonizando la economía».

Aunque en la agricultura sí se puede controlar esta pronta floración a través de los sistemas de riego, para el resto de las plantas no se puede controlar esta primavera adelantada, al no haber agua ni canales suficientes para ello. «Es otro tema muy preocupante, especialmente en países como España», añade este experto. «Nos estamos quedando sin agua en el subsuelo, que está menguando».

Para realizar esta investigación, Peñuelas y Wang han manejado los datos meteorológicos del hemisferio norte (por ser donde más población y terreno hay) de varias décadas. Además, comprobaron con imágenes de satélite como las hojas nacían antes. Este investigador asegura que, de hacerse este mismo estudio en el hemisferio sur, las conclusiones serían las mismas.

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