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De las redes sociales a la conversación de ascensor y café. La frase está a la orden del día en este asfixiante fin de primavera: «¿Qué está pasando con las polillas este año? ¡Menuda invasión!»
Efectivamente, hay más polillas de lo normal en muchas ciudades españolas, Madrid entre ellas. La impresión que pueden tener muchos ciudadanos sobre la anormal abundancia de estos lepidópteros no es errónea. De hecho, ha sido comprobada por los expertos en la materia, esto es, los entomólogos.
José Luis Viejo Montesinos, catedrático de Zoología en la facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro experto en lepidópteros de la Sociedad Española de Entomología, así lo confirma. «Hemos realizado una medición para tener datos y en un terreno de 200 metros en Valdelatas -zona del norte de Madrid- hemos cuantificado unos 140 ejemplares. Normalmente se ven entre 10 o 12 en el mismo tamaño de terreno», explica este experto, mientras se confiesa sorprendido por «la alarma» que parecen haber levantado estos insectos voladores.
Viejo Montesinos resta importancia al fenómeno y pide que no se hable de plaga. Aunque en el habla común es lógico utilizar esta palabra, lo cierto es que es un término técnico, de carácter económico, que se utiliza solo cuando puede afectar a bienes o dañar a personas. Y no es el caso.
Los lepidópteros, que suelen ser nocturnos, pero que a veces - como este año- se los ve disfrutar de las claras del día, «son totalmente inofensivos». No pican, no dañan. «A lo sumo, si te encuentras con estas polillas le das un manotazo si te molestan y nada más», aconseja el entomólogo. En raras ocasiones pueden llegar a convertirse en plagas. Aunque, a veces, pueda suceder en zonas de huerta.
Por otro lado, si se trata de una contaminación, por ejemplo, de un almacén de alimentos, también se trata como plaga. En estos escenarios, interviene el departamento de control de vectores del ayuntamiento al que corresponda para acabar con ellas. Pero no es el caso. Más bien lo que sucede es que han encontrado las condiciones para multiplicarse. «Es algo natural que observamos no de forma cíclica, reglada, pero sí cada cierto tiempo. Quizá entre cuatro o seis años», matiza el catedrático de la Autónoma.
Desde el departamento de Control de Vectores del Ayuntamiento de Madrid han confirmado a este diario que llevan recibiendo llamadas con avisos de «cierta actividad de polillas ambientales diurnas» desde finales del mes de mayo. «No ha sido, en todo caso, un número de avisos muy destacado; llegan especialmente desde distritos del sur y sureste», concretan.
Desde el punto de vista de salud pública, prosiguen desde el Ayuntamiento madrileño, «no se estima riesgo relevante alguno, ni se ha procedido a realizar ningún tipo de tratamiento de control (insecticidas). Son, en este caso, totalmente innecesarios y perjudiciales desde el punto de vista medioambiental, pese a la alarma que pueda generar en algunos vecinos por el tamaño de algunas de estas polillas».
Coinciden en el departamenteo de Vectores con el entomólogo experto en que son totalmente «inofensivas» y que esta situación ya ha ocurrido en el pasado (años 1962, 1996, 2013…).
¿Cuáles han sido estas condiciones ideales para reproducirse más allá de lo habitual? De nuevo las altas temperaturas. Viejo Montesinos cree que no se puede relacionar directamente 'cambio climático' con 'abundancia de polillas' pero no tiene duda de la influencia que tiene, entre otras cosas, que este invierno haya sido poco o nada frío.
En condiciones normales, las larvas no superan el frío del invierno. Digamos, que de forma natural la población de estos insectos tiene su autorregulación, y un 90% no sobrevive al invierno como causa natural. Con que solo hayan fallecido el 85% de ellas, la población de adultos será notablemente mucho más abundante.
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El otro condicionante es la primavera algo más lluviosa. «Hay más verde y esto también alimenta más y mejor a estas poblaciones», añade el entomólogo. De nuevo, como ha sucedido con otras plagas recientes que han suscitado digamos que sorpresa, las condiciones climáticas mandan en la población de insectos.
Desde el departamento de Vectores del Ayuntamiento de Madrid coinciden en que las causas pueden ser multifactoriales, probablemente relacionadas con estos biológicos, con migraciones propias de estas especies y con otras circunstancias ecológicas.
En esta época, los lepidópteros están migrando del sur al norte en viajes en los que recorren decenas de kilómetros, explica Viejo Montesinos. Lo cierto es que en cuestión de 15 días, augura el entomólogo, nos habremos olvidado de ellos. Sobre los lugares en los que se ha dado este fenómeno, que no tiene más trascendencia que la curiosidad, no solo Madrid puede vivir este tipo de aumento de población. Es propio de todas las zonas de la cuenca Mediterránea.
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