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J. González
Jueves, 17 de octubre 2024, 15:52
«La última vez que tuvo agua fue en 1968», señala Adel Munan, investigador de la Universidad de Kenitra, citado por la agencia Efe. Ahora los registros hay que cambiarlos y anotar octubre de 2024 como la última fecha en la que el desierto del Sáhara se inundó.
Sí, en una de las zonas más áridas del planeta también llueve, aunque lo que ocurrió el pasado mes de septiembre fue un «extraño episodio de lluvias torrenciales», señalan los expertos en meteorología. El continente africano fue atravesado por un ciclón extratropical que dejó en dos días una cantidad de agua equivalente a la registrada en los últimos 10 años y que han cambiado el paisaje y las fotografías del lugar.
A mediados de septiembre, los 'ojos' de la NASA en el espacio detectaron unas 'manchas' extrañas en el norte del Sáhara, cerca del Parque nacional de Iriqui (Marruecos). Gracias al sensor MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer) de sus satélites, los investigadores estadounidenses resolvieron el enigma: las lluvias torrenciales habían generado lagos temporales en zonas que se encuentran permanentemente deshabitadas.
Los nómadas del lugar apenas recuerdan ver correr el agua por riachuelos o formarse grandes balsas. Ahora, este «raro episodio de precipitaciones» causadas por «una masa de aire tropical extremadamente inestable, debido a la posición excepcional del frente intertropical en el sur», según la Dirección General de Meteorología de Marruecos. Dejó hasta 250 litros por metro cuadrado en menos de dos días. «Las masas de aire tropical húmedo se movieron hacia el norte, encontrándose con masas de aire frío, lo que resultó en la formación de nubes inestables y violentas», destacó el organismo marroquí.
El cambio climático juega un papel clave en este tipo de fenómenos, según los expertos. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha indicado que el aumento de la temperatura global está acelerando el ciclo hidrológico. «Como consecuencia del aumento de las temperaturas, el ciclo del agua se ha vuelto más errático y nos enfrentamos a fenómenos extremos de exceso o escasez de agua», explicó Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
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